Daniel Eduardo Raddi / Razones de Ser
Sabíamos que compartir la presencia de Juan Villoro en la Feria Internacional del Libro en Buenos
Aires, que cerró sus puertas el lunes 13 de mayo, era uno de esos momentos
inolvidables.
Como todos los años, Razones de Ser presenció las distintas jornadas de las tres semanas de la más grande exposición literaria de América del Sur. Y así como en el 2012 uno de los “platos fuertes” fue la Conferencia Magistral del recientemente fallecido Carlos Fuentes, este 2013 nos deparó el placer de compartir el talento indiscutible de Juan Villoro, escritor mexicano, lector fervoroso de Julio Cortázar.
Como todos los años, Razones de Ser presenció las distintas jornadas de las tres semanas de la más grande exposición literaria de América del Sur. Y así como en el 2012 uno de los “platos fuertes” fue la Conferencia Magistral del recientemente fallecido Carlos Fuentes, este 2013 nos deparó el placer de compartir el talento indiscutible de Juan Villoro, escritor mexicano, lector fervoroso de Julio Cortázar.
El
escritor nacido en 1956 participó de varias mesas
de debate. El 2 de mayo se inauguró la segunda edición del Diálogo
Latinoamericano, en el que participaron al lado del escritor
mexicano, Edgardo Rodríguez Juliá, Guillermo Martínez, María Negroni
y Horacio Castellanos Moya.
Posteriormente, el día 3, Villoro dialogó con Eduardo Sacheri, autor de la novela que dio origen a la película argentina El secreto de sus ojos, ganadora del Óscar a Mejor Película Extranjera. Como no podía ser de otra manera, ambos escritores disertaron sobre futbol y literatura.
Villoro continuó su participación en el predio La
Rural, en el coqueto barrio de Palermo, el 4 de mayo al lado de Juan Sasturain,
presentando el nuevo libro del fallecido Roberto Fontanarrosa; y el 5 de
mayo fue parte de la presentación del libro del humorista chileno Alberto Montt. El autor defeño cerró
su presencia en Buenos Aires integrando la mesa: Narrar la realidad: la crónica
latinoamericana entre la política y la literatura.
A pesar de tan intensa agenda, y con ansias de
presenciar el clásico del futbol argentino entre Boca y River,
jugado el domingo 5, Juan Villoro le
concedió unos minutos a Razones de Ser para reflexionar sobre su presencia en
Buenos Aires y la realidad literaria de México.
La de Buenos Aires, después de la de Guadalajara, es
sin duda la más importante de las ferias de libro latinoamericanas. ¿Cuál es la
sensación que le queda después de haber participado en esta edición?
–Bueno, a mí siempre me da mucho gusto venir aquí, a
Argentina, porque es una gran oportunidad de entrar en contacto con los
lectores. Cuando tú escribes es como si mandaras una botella al mar, sin
destinatario preciso, cuando no sabes si llegó a la otra orilla, quién pudo
haberlo recibido. Entonces poder venir aquí y encontrar algunos lectores que
han leído alguna cosa tuya pues te hace sentir justificado, te hace sentir que
esa botella de náufrago llegó a la playa apropiada y eso es muy estimulante. Y
por otra parte enterarme yo de lo que se está haciendo en Argentina y en otros
lugares, porque no siempre en las librerías mexicanas conseguimos libros de
Argentina. Entonces yo vengo aquí a aprender, a conocer, a enterarme a conocer
nuevos autores y eso es muy refrescante.
Quienes tuvimos la suerte de vivir en México no
podemos dejar de reconocer que la industria editorial de México es enorme, es
muy grande, sin embargo, no coindice con los índices de lectura. ¿Dónde está el
error?
–Es cierto, bueno es una falla educativa. Tenemos un
sistema educativo muy malo, con un sindicato muy mafioso que tiene un millón y
medio de agremiados y que se dedica de manera clientelista a obtener favores
del gobierno. El resultado de esta gestión mafiosa es que hoy en día su
lideresa está en la cárcel; a fines de febrero pasado fue detenida Elba Esther
Gordillo…
Impensable en otro momento...
–Tienes toda la razón. Eso era algo que yo pensé que
nunca vería. Era una mujer conocida por antonomasia como La Maestra y
representa un poco lo que es el maestro mexicano, que es una persona a la que
no le interesa la educación ni la lectura. ¿Cómo puedes promover la lectura si
a ti mismo no te gusta? Porque yo creo que la lectura no se impone, sino que se
contagia. O sea, tiene que ser un placer que le das al otro pero una vez
que tú mismo lo has sentido. Entonces, hay una gran falla educativa y en
efecto, la industria editorial mexicana es bastante activa pero no tenemos un
grupo de receptores que la asimilen.
Finalmente, se está por cumplir un año de la
desaparición física de Carlos Fuentes. ¿Qué significó esta pérdida
para las letras de América Latina y del mundo?
–Yo creo que la última presentación en público de
Carlos Fuentes fue aquí, en Argentina, recuerdo que leí un reportaje que
le hicieron en la prensa en donde él, como siempre, mostró
una extraordinaria vitalidad, entusiasmo y decía: el que no es joven
se lo lleva la chingada y daba una gran prueba de juventud. Y murió así,
murió así, murió como un joven de 82 u 83 años y desde luego que
dejó un gran vacío en la literatura mexicana porque cubrió prácticamente todos
los géneros salvo la poesía, que reflexionó mucho sobre el sentido de nación,
la identidad, los cruces entre la pintura y la literatura; el cine y la
literatura, en fin, fue una figura de referencia. Yo como soy de la ciudad de
México, le debo en especial que él hizo la primera novela, que no es la primera
novela urbana, pero sí es la primera novela que convierte a la ciudad de México
en el protagonista absoluto del relato. Me refiero a La región más
transparente, publicada dos años después de que yo naciera, en 1958. De
modo que yo nací con esa primera novela, con esa primera novela como una
cartografía de la ciudad. Entonces yo que cada vez que escribo literatura
relacionada con mi ciudad y que trato de reflexionar sobre este espacio que
desafía un poco el entendimiento humano, porque ya es demasiado grande, demasiado
avasallante, siempre recuerdo que la matriz de nuestro ejercicio
narrativo es la novela de Carlos Fuentes, La región más transparente.
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