CIUDAD DE MÉXICO, 14 de febrero.- Cuando Juan Pablo II llegó en enero de 1979, fue recibido como el señor Karol Wojtyla por un país muy católico que vivía una fuere laicismo, en el que los obispos estaban acostumbrados a vestir como civiles. Y en todas las visitas posteriores (la última fue en 2002), a pesar de que se registró un notable cambio, el Pontífice polaco nunca fue recibido como un jefe de Estado. Benedicto XVI en 2012 visitó otra zona del país, el estado de Guanajuato, sin pasar por la capital federal. Ahora Francisco por primera vez entra al Palacio Nacional en el centro de la Ciudad de México, en donde fue recibido por el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, la actriz Angelica Rivera, que se casó en segundas nupcias después de que ella hubiera obtenido la nulidad matrimonial de la Iglesia, situación que todavía algunos critican.
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El momento más importante para Papa Francisco, la visita a la Señora, la Virgen de Guadalupe. Esta imagen representa a la Virgen con la piel ligeramente oscura y con semblanzas mestizas: lleva una túnica de color rosa con motivos floreales semejantes entre sí menos uno, que se encuentra situado en el centro, justamente sobre el vientre. Esa flor simbólica que es diferente de las demás es una imagen que alude, en la tradición indígena, a la divinidad. Además lleva una cinta que utilizaban las mujeres embarazadas. Los indígenas que la ven comprenden inmediatamente que se trata de una mujer que lleva en su vientre a Dios. |
Después del encuentro privado y del intercambio de regalos (el Pontífice regaló al presidente un mosaico de la Virgen de Guadalupe, realizado por el equipo del Estudio del Mosaico Vaticano, que trató de reproducir lo más fielmente los colores de la tila original conservada en la Basílica del Tepeyac), el Papa y el Presidente de lo Estados Unidos Mexicanos bajaron al patio central del Palacio Nacional, en donde les esperaban alrededor de mil personas, entre autoridades políticas y representantes de la sociedad civil.
Bergoglio se presentó como «misionero de misericordia y de paz, pero también como un hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella». En su discurso exaltó al pueblo mexicano, recordando que el país tiene abundantes riquezas naturales y una biodiversidad muy rica. Además de ser, debido a su ubicación geográfica, «referente de América», con sus culturas autóctonas, mestizas y criollas que «le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar». « La sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad —afirmó Bergoglio— es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos».
El Presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, recordó que se trata la primera vez en la historia que un Papa es recibido y reconocido con su investidura oficialmente y afirmó en su discurso: «México quiere al Papa Francisco por su sencillez, por su bondad, por su calidez. Papa Francisco, usted tiene un hogar en el corazón de millones de mexicanos». El Pontífice, reafirmó Peña Nieto, «viene a darnos un mensaje de aliento y esperanza», y reiteró que «las causas del Papa son también las causas de México». (
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