miércoles, 28 de enero de 2015

enero 28, 2015
CIUDAD DE MÉXICO, 28 de enero.- Fue el 27 de enero de 1945 que el campo de extermino de Auschwitz fue liberado. Ayer se cumplieron 70 años y todavía hay sobrevivientes, bastante entrados en años, pero ahí están, para contarnos los horrores de uno de los más terribles hechos de la historia: El Holocausto.

Ayer el periódico alemán Der Spiegel publicó un especial con los sobrevivientes de Auschwitz-Birkenau. Frieda, por ejemplo, tenia diez años y recuerda cuando los soldado soviéticos llegaron a liberarla. Unos días después llegó la Cruz Roja polaca y le dieron tabletas de vitaminas:
“Recuerdo cómo eran: naranjas, triangulares, con un revestimiento liso, probablemente hecho de azúcar”.

Frieda Tenenbaum, de los últimos testigos. Vive en Cambridge, Estados Unidos.

El de Frieda Tenenbaum es uno de los 5 testimonios de ex prisioneros que los periodistas de Der Spiegel han subido a su página Online (su último número impreso incluye 14 testimonios más).


Frieda tiene ahora 80 años y es una de las sobrevivientes más jóvenes (un caso raro, ya que, según la misma Frieda, los niños en Auschwitz eran gaseados inmediatamente al llegar, así que ella tuvo suerte).Los demás testigos tienen alrededor de 90 años (es como si sus cuerpos vivieran aún más como un reclamo ante el genocidio, como si dijeran “nos querían matar y aquí seguimos”).

Estos son sobrevivientes longevos de la máquina de matar más monstruosa hecha por el ser humano. Recordemos que este campo de exterminio es el más representativo del régimen Nazi y es sinónimo de la destrucción que se hizo bajo las ordenes de Hitler.

Auschwitz fue el mayor centro de extermino del nazismo, ahí fueron enviadas (según algunos cálculos) cerca de un millón trescientas mil personas y murieron un millón cien mil, el 90 % de origen judío (el otro 10 % se constituyó de eslavos, prisioneros de guerra, homosexuales, entre otros grupos perseguidos).

En las puertas del campo de exterminio estaba la leyenda:

Arbeit macht frei (El trabajo te hace libre).

En el proceso de selección mandaban a los hombres y mujeres jóvenes a trabajos forzados (era mano de obra gratis, al fin) y a niños, enfermos, ancianos y embarazadas los metían a las cámaras de gas inmediatamente, aunque muchos de ellos ya habían muerto de hambre en el camino hacia el campo de exterminio.

Muchos testigos no quisieron hablar durante años sobre los horrores y humillaciones a las que fueron sometidos, pero otros hablaron en colegios y en otros lugares para que esto nunca más pueda volver a pasar. Como dijo alguna vez el ganador del nobel y también superviviente de este campo de exterminio, Elie Wiesel:

“Todo el que escucha a un testigo hoy será un testigo en sí mismo”.

Frieda, por ejemplo, sigue sin saber cómo fue que sobrevivió ya que era una niña. La metieron al campo, luego hicieron que escogiera una prenda de entre toda la que estaba acumulada dentro de una habitación.

Ella dice que recuerda querer un vestido azul con lunares blancos, pero su madre le pidió que escogiera algo más abrigador, como los soldados estaban apurándolas, su madre terminó por ceder y ella tuvo que usar este vestido hasta muy entrado el otoño.

No recuerda mucho de lo que pasaba en el día, solo recuerda que tenían mucha hambre, todo el tiempo, permanentemente. En una ocasión las metieron en una habitación (ya traía el uniforme de rayas) las formaron y las hicieron quitarse la ropa y llegó el doctor Mengele, separó a la gente, a la izquierda unas personas, a la derecha otras.

A ella la pusieron a la izquierda, pero su madre llegó y la pasaron a la derecha, ella exclamo ¡no! y ellos la golpearon, pero su madre se mostró inflexible…hasta que cedió y la tuvo que dejar ir.

“Mengele establecía quién debía ir a la derecha y quién a la izquierda”.

Así que ella estaba en un grupo de mujeres desnudas más viejas que su madre y otros niños, entre ellos estaba uno de sus primos. Estuvieron esperando por horas, llegó la noche y la puerta frente a ellos no se abrió…ella cree que era la cámara de gas. Aún no sabe qué fue lo que pasó, pero por algún acontecimiento en los crematorios o algo por el estilo es posible que ese día ella se haya salvado de morir.

Pero ahora sólo esperaba que todo se normalizara para que la mataran. Luego llegó una mujer y le dijo a su madre que si quería salvarla debía decir que ella y su primo eran gemelos. Así lo hizo y ambos fueron llevados a los cuarteles del doctor Mengele (seguramente para sus experimentos con gemelos).

Trató de comunicarse con otros niños, pero muchos venían de otras partes de Europa y no hablaban su lengua, otros solo no hablaban. Ese fue un tiempo extraño, porque los hacían cantar canciones alemanas y jugar… Ella recuerda que pensó: ¡Es una locura que estemos jugando como niños en un lugar así! (sopitas.com)