jueves, 20 de noviembre de 2014

noviembre 20, 2014
SEVILLA, España, 20 de noviembre.- María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba, ha fallecido esta mañana en dependencias del sevillano Palacio de las Dueñas. La aristócrata había sido trasladada el martes a su residencia desde la Clínica Quirón Sagrado Corazón para continuar allí el tratamiento que sus médicos habían prescrito. El traslado se hizo por expreso deseo de la paciente y de sus familiares. Con 88 años, deja atrás una existencia, la de la mujer con más títulos nobiliarios del mundo, que si por algo estuvo marcada fue por la libertad. Como señaló uno de sus hijos, se fue «apagando poco a poco».

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Rodeada de los suyos, con un goteo incesante de sus allegados, la Duquesa de Alba se agarró a la vida con la fortaleza que le ha caracterizado pese a su «delicado» estado de salud. Cayetana tuvo momentos de conciencia –la mayor parte del tiempo dormida y sedada– y reconoció que estaba «en casa», rodeada de los suyos. Su marido, sus hijos, incluso ex parejas de sus vástagos con los que mantenía una gran relación y sus amigos. 



El corazón de la Duquesa de Alba latió por última vez en la casa donde nació Antonio Machado y en la que retrató los recuerdos de «un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero», aferrada a la vida, con la misma vocación que Cayetana mantuvo cada uno de sus días. A la hora de enfrentarse al fatal desenlace, Cayetana lo hizo a su manera. Eligió dónde y con quién y peleó el «cuándo» a la pálida dama. Se trata de la aristócrata con más títulos nobiliarios del mundo y, con todo, «cuando llegue el día del último viaje/ y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,/ me encontraréis a bordo ligero de equipaje,/ casi desnudo, como los hijos de la mar». «Tu in ea et ego pro ea», reza en la entrada del Palacio de las Dueñas. «Tú en ella y yo por ella», que significa Dios en la Patria y yo por la Patria. En Sevilla, su patria chica, centenares de sevillanos esperaron y rezaron por la Duquesa, y ahora lloran su adiós.


La familia y amigos se congregaron ayer en torno a la Duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, en el Palacio de Dueñas, su residencia sevillana. La preocupación por el estado de la aristócrata se hizo evidente. Todos los hijos de la Duquesa estuvieron a su lado. Carlos, Alfonso, Jacobo, Fernando, Cayetano y Eugenia, y su marido, Alfonso Díez, mientras que también acudieron a la casa palacio donde nació Machado a lo largo de la jornada sus nietos Cayetana y Jacobo. A las 20:30, llegó Matilde Solís, ex mujer del duque de Huéscar, y su hijo. También estuvieron junto a la Grande de España sus ex nueras Genoveva Casanova y María Eugenia Fernández de Castro. Sobre las 18:30, llegaron Carmen Tello, gran amiga de Cayetana, Curro Romero y el periodista Antonio Burgos junto a su señora. «Está muy mal. Estamos muy tristes. Todo el mundo la quiere mucho», acertó a manifestar Carmen Tello. 


A las 20:00 horas, salieron de Dueñas las hermanas Cobo, amigas de la familia. A las 20:25, coincidiendo con una valija de Correos con alguno de los múltiples telegramas que llegaron, se acercó a palacio el doctor Trujillo, médico personal y amigo de Cayetana. Entre los visitantes, también se reconoció a Mercedes Vázquez, hija de Pepe Luis Vázquez, torero admirado y querido por la aristócrata. A través de la verja de la puerta principal se pudo ver, sobre todo durante la mañana, a los hijos de la duquesa, algunos pasando de una estancia a otra y otros, como Cayetano, Jacobo o su esposa Inka Martí, por los jardines. Gran expectación causó la presencia del confesor y amigo de la Duquesa de Alba, el sacerdote sevillano Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, capellán de la Casa de Alba en Sevilla, que se marchó con la caída de la noche. No faltaron los representantes de las hermandades de Sevilla, a las que Cayetana declaró tanta devoción. La Duquesa estaba muy vinculada a la Cofradía de Los Gitanos, con una gran devoción, e incluso la Casa de Alba financió por completo una iglesia de planta nueva.

Alfonso Díez: lágrimas por una gran mujer

Durante las últimas horas de la Duquesa de Alba no se separó de su lado, como ya antes se habían vuelto inseparables. Alfonso Díez se convirtió en 2011 en el último duque consorte de la Casa, el que pasaría junto a la aristócrata los últimos años de una intensa vida. Se ha mostrado discreto. No ha querido apenas hacer declaraciones en sus entradas y salidas primero del hospital, y después del Palacio de las Dueñas, donde el matrimonio había fijado su residencia en la ciudad de Cayetana, Sevilla. Su rostro, en cambio, sí habló para desvelar que estaba emocionado por una despedida que ya se preveía inminente y dolorosa. (M.González Q/N.Acedo / La Razón)