ROMA, Italia, 8 de diciembre.- Un doble cordón policial ya detenía a los peregrinos al inicio de la Via di Porta Angelica, una de las calles de acceso a la plaza de San Pedro. Algunos agentes se encargaban de revisar los bolsos de los visitantes, y otros, les contorneaban el cuerpo con un detector de metales. En la plaza de San Pedro, los peregrinos se veían obligados a depositar sus pertenencias en un escáner y pasar por debajo de uno de los 30 arcos detectores de metales que el Vaticano ha instalado bajo la columnata de Bernini durante los últimos días. Como quien pretende embarcar en un avión, pero en este caso con el simple objetivo de asistir a misa.
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Esta fotografía de la Plaza de San Pedro y las de la galería fueron tomadas desde el helicóptero de la Policía de Italia. Se esperaban muchos más fieles que los 50,000 y se considera que una de las causas de la baja afluencia fuera el temor a un ataque terrorista y la molestia de ser revisados. |
El Papa Francisco ha inaugurado el Jubileo de la Misericordia con una celebración religiosa en la plaza de San Pedro. Es decir, abrió así el año santo para "abandonar cualquier forma de miedo y temor, y vivir la alegría de la gracia que todo transforma", afirmó. Pero a pesar de sus palabras, el miedo se adueñó de la plaza.
San Pedro era un hormiguero de gente hasta la altura de su obelisco, situado en mitad de la plaza. Más allá, casi no había nadie, a pesar de los muchos mensajes difundidos por las autoridades y los medios de comunicación italianos, que preveían tropeles de peregrinos en los alrededores del Vaticano que harían imposible que se pudiera dar un paso. Pero no, se podía caminar y, además, tranquilamente. (N. de la R. 50,000 fieles de todos los rincones del mundo, según cifras ofrecidas por la delegación del Gobierno en Roma)
"Hemos venido desde Milán para visitar Roma y también ver el inicio del Jubileo", explicaba Valentina, que seguía la misa junto a su marido desde el exterior de la plaza de San Pedro, con su hija pequeña montada sobre los hombros. "No tenemos miedo. Queríamos acercarnos a la basílica, pero al final no lo hemos hecho", se justificaba.
Otra peregrina, Rosa Basta, aseguraba que se había trasladado desde Catania, en Sicilia, hasta Roma para no perderse el inicio del año santo pero, como Valentina, había preferido quedarse fuera de la plaza, alejada de la multitud. "Es que me he levantado tarde y, cuando he llegado aquí, la misa ya había empezado", se excusó.
El despliegue de cuerpos de seguridad y emergencia en la zona no contribuía precisamente a estar tranquilo o a sí estarlo, según como se mire. Había militares del Ejército, agentes de los Carabineri, la Policía, Protección Civil y el Cuerpo Forestal del Estado, bomberos, personal de la Cruz Roja italiana, y decenas de voluntarios. Cada uno con su uniforme, en un amalgama de colores, y otros vestidos de paisano.
En total, más de 2,000 efectivos suplementarios se han desplegado en Roma en ocasión del Jubileo. También se prohibió el sobrevuelo del centro de la capital en un radio de 10 kilómetros y el transporte de carburantes durante toda la jornada.
"¡La máquina de seguridad es perfecta! Animo a todos los peregrinos a venir a la plaza de San Pedro", aseguró Marco Deviato, un militar italiano que acudió a la plaza como peregrino, y que también siguió la misa desde la distancia. "Me siento más seguro estando fuera de la plaza que dentro", acabó confesando.