MADRID, 30 de junio.- Polémico y brillante a partes iguales, Marlon Brando dejó a su muerte, hace 10 años, una herencia de fantásticas interpretaciones y una vida plena de amores, hijos y escándalos. Pero por encima de todo, será para siempre Vito Corleone, el “padrino”.
Con su segunda película, A streetcar named desire, este actor nacido en Omaha (Nebraska, Estados Unidos) se convirtió en un símbolo sexual y una promesa del cine.
Un insistente Francis Ford Coppola, empeñado en conseguir a Marlon Brando como protagonista, puso en sus manos el libreto de The Godfather y con él, uno de los mejores papeles de su vida.
Pero más allá de los escándalos, si por algo destaca la figura de Brando es por su peculiar carácter, que lo mantuvo alejado de la superficialidad de la industria, que tanto odiaba, y que le hizo pasar sus últimos años casi aislado.
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Hace diez años, 1 de julio de 2004, murió a los 80 años el mayor de todos: Marlon Brando. Intratable, dividido entre tragedias personales, existenciales e inmersión total en el "método" del Actor´s Studio, Marlon Brando fue a través de cuarenta años de cine entre interpretaciones magistrales a pequeñas participaciones de valor más que dudoso. |
Es una de las escenas más estereotipadas de los Premios Óscar: se escucha el nombre del galardonado y este sube al escenario, sonriente, para recibir la estatuilla y comentar en muchos casos: “¡Pesa más de lo que imaginaba!”. Puede que esta sea una de las pocas situaciones convencionales que vivió Marlon Brando en el mundo del cine, cuando recogió el Oscar al Mejor actor en 1955 de manos de Bette Davis por On the waterfront. Porque la vida del actor fue de todo menos convencional.
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Nacido el 3 de abril de 1924 en Omaha, Nebraska, desde el principio ("Mi cuerpo te pertenece", "Un tranvía llamado deseo") fue considerado como el heredero de Lawrence Olivier, pero Brando inmediatamente demostró ser más atormentado, pero también más sensible al dinero que su ilustre colega británico. (ansa) |
Ya ha pasado una década desde que Brando falleciera en Los Ángeles (California), el 1 de julio de 2004 a los 80 años, debido a un problema respiratorio. El que para muchos era “el mejor actor del mundo” dejaba atrás no solo una memorable galería de personajes, entre los que destaca el del padrino más famoso de todos los tiempos, Vito Corleone. También quedaba la imagen de una estrella que se salía de los cánones de Hollywood.
Inicios prometedores
Seguidor y uno de los principales estandartes del “método”, del que bebió gracias a su profesora Stella Adler, Brando demostró desde el principio su capacidad para sumergirse a fondo en sus roles. Debutó en el cine con
The men (1950), con un papel de parapléjico para el que se preparó estando un tiempo sin desprenderse de una silla de ruedas.
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En 1951 en "Un tranvía llamado deseo", junto a Vivien Leigh. |
Apenas un año después, con su segunda película, A streetcar named desire, que antes había interpretado sobre las tablas, este actor nacido en Omaha (Nebraska, Estados Unidos) se convirtió en un símbolo sexual y una promesa del séptimo arte. El texto de Tennessee Williams, dirigido por Elia Kazan, le aportó algunas de sus primeras escenas memorables, a las que seguirían muchas otras.