El 16 de septiembre de 1872, cuando se celebraba en Mérida el aniversario del inicio de la Independencia, el poeta cubano Alfredo Torroella, que se encontraba aquí deportado por sus ideas separatistas, abordó la tribuna empuñando una de las banderas que adornaban el local, y recitó una inspirada composición patriótica que empezaba así:
"En este fausto día
en que el Sol de la Gloria reverbera,
dejadme tremolar vuestra bandera
ya que no puedo tremolar la mía".
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