jueves, 13 de agosto de 2020

agosto 13, 2020
NUEVA YORK, 13 de agosto de 2020.- En el desasosiego interior, con 55.000 contagios diarios por el virus, casi 1.500 muertos este pasado miércoles y unas encuestas que le dan perdedor en noviembre, el presidente Trump se dio este jueves un baño de autoestima a costa de un asunto exterior.

Trump escenificó en el despacho oval el histórico pacto entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos para establecer relaciones diplomáticas. El acuerdo, que se firmará en la Casa Blanca, en un eco de acuerdos similares de Jimmy Carter y Bill Clinton, supone que Israel paraliza temporalmente sus planes de anexión parcial de Cisjordania a fin de alcanzar unas mejores relaciones con el mundo árabe. Antes de esa comparecencia, rodeado de asesores que le elogiaron como gran líder, el presidente anunció el logro en su cuenta de Twitter. Ahí colgó el comunicado rubricado por las tres partes implicadas: “Como resultado de este avance diplomático a petición del presidente Trump y con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos, Israel suspende la declaración de soberanía sobre áreas marcadas en el plan del presidente visión de paz y ahora focalizará sus esfuerzos en extender sus relaciones con otros países en el mundo árabe y musulmán” .

Según Trump, “ahora que se ha roto el hielo, espero que más países árabes y musulmanes seguirán a los Emiratos”.
Trump escenificó en el despacho oval el histórico acuerdo entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos para establecer relaciones diplomáticas. (Andrew Harnik / AP)

“Esta es una nueva era de paz”, replicó el primer ministro israelí, Beniamín Netanyahu, dejando claro que el plan de anexión parcial de Cisjordania está paralizado, “no anulado”.

“Esto es un significativo avance para la región, frena de inmediato la anexión y la potencial escalada de violencia”, aseguró en un comunicado Yusef al Otaiba, embajador de los Emiratos en Washington. Insistió en que, en el marco del conflicto palestino-israelí, este acuerdo hace viable la solución de los dos estados que apoya la liga de países árabes. “Crea una nueva dinámica y la posibilidad de un proceso de paz”, indicó. Esta decisión supone que los Emiratos serán la tercera nación que active sus diplomacia con Israel, junto a Egipto (1979) y Jordania (1994), además de ser el primero del golfo Pérsico en esta normalización.

El acuerdo da brillo a la campaña publicitaria de los Emiratos como faro de tolerancia en Oriente Medio, pese a que está gobernado por una autocracia.

Para Israel supone un éxito, por el impulso que representa ante la falta de reconocimiento en muchos países de Oriente Medio.

Sin embargo, las naciones del Golfo llevan tiempo mejorando esas relaciones. En los Emiratos hacía mucho tiempo que se toleraba a Israel. Como a los otros países del entorno, a todos les une la antipatía contra Irán. Según los analistas, ya hace 25 años que Israel y los Emiratos son aliados encubiertos. Trump se encargó de recalcar que él rompió el “ridículo” pacto nuclear con Teherán.

El presidente abrió las puertas a las cámaras al poco rato de haber hablado con Netanyahu y con el jeque Mohammed bin Zayed. En esa conversación a tres bandas se selló un pacto largamente buscado. “Como si fueran enamorados”, comentó sobre esa charla en la que intermedió.

“El acuerdo es un paso adelante en la construcción de una paz más segura y próspera en Oriente Medio”, recalcó. Rodeado de ayudantes y consejeros, uno a uno le rindieron pleitesía, como si fuera el único arquitecto.

Uno de los más elocuentes fue Jared Kushner, su yerno y autor de un fallido plan de paz. “Los musulmanes son bienvenidos a Israel”, señaló. “Esto ha sucedido porque esta administración ha realizado un esfuerzo diplomático nada tradicional en estos tres años y medio. Esperamos aún más éxitos”.

Trump no desaprovechó la ocasión para atacar a Joe Biden, su rival, y repetir una de sus frases preferidas: “Si gano, habrá pacto con Irán en 30 días”. (Francesc Peirón / La Vanguardia)

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