sábado, 18 de julio de 2020

julio 18, 2020
Guadalupe Lizárraga / Los Ángeles Press

Desde 2019, y primeros meses de 2020, medios y periodistas mexicanos sabían de la complicidad de altos mandos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y del exsecretario de Estado Javier Lozano Alarcón con el Cártel de Sinaloa, durante el gobierno de Felipe Calderón, de acuerdo con las revelaciones del capitán de Infantería Vladimir Ilich Malagón Rendón, sobreviviente de tortura y encarcelamiento. Las torturas fueron perpetradas por la Policía Judicial Militar, en junio de 2010, para acallar las denuncias del capitán, mismas por las que habrían asesinado al general Jorge Juárez Loera, un año después.

En entrevista para Los Ángeles Press, el capitán de Infantería Malagón Rendón reveló que siendo jefe de la célula de Contrainteligencia de la Oficialía Mayor de la Sedena, fue testigo de conversación entre un superior suyo y un narcotraficante, y miembros del Estado Mayor de Presidencial extraían información de manera ilegal para compartirla con el Cártel de Sinaloa. “Por eso masacraban a nuestras tropas, sabían de los operativos, incluso donde vivían”, afirmó el militar, quien en aquel entonces hizo las denuncias a su superior inmediato, el general Jorge Juárez Loera, y éste fue asesinado, en mayo de 2011.

Javier Lozano Alarcón.

Parte de esta información fue entregada –en diferentes formatos, digital e impresa– de mano de un exmiembro del Ejército, a diferentes periodistas para que hicieran público el testimonio del capitán Malagón. Con la información, se incluía los resultados positivos del Protocolo de Estambul practicado en 2016, copia de la queja que ignoró la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en 2015, y otros documentos que acreditan la agresión del Estado mexicano al militar en 2010 al experto en prácticas de Contrainteligencia de la Sedena.

En la revista Proceso, el valor de una dirección

Uno de los primeros periodistas que recibió la información fue Jorge Carrasco Araizaga, de la revista Proceso, a quien se le contactó en junio de 2019, para que entrevistara en persona al capitán Malagón.

El periodista acordó con el contacto del capitán Malagón una visita carcelaria al Reclusorio Oriente de la Ciudad de México, y fue acompañado desde una estación del Metro. Para evadir el registro regular como periodista al que estaría sujeto a autorización y tiempo, el contacto del capitán pagó mil pesos a los custodios de la prisión para que dejaran pasar al periodista al área de población, a donde acuden las visitas de amistades y familiares. Una vez dentro, la entrevista se realizó en presencia del contacto, y el capitán dio una hoja al periodista para que hiciera sus notas. La conversación duró unas tres horas, enfocándose en el tema del exsecretario de Estado Javier Lozano Alarcón, las torturas al capitán, y la corrupción de algunos altos mandos de la Sedena. Posteriormente, se le llevó a la revista copia de documentos con información sensible que sustentaban los dichos del capitán.

Seis meses después, debido a que la revista Proceso no había publicado nada del testimonio del capitán Malagón, su contacto se comunicó de nuevo con el periodista Jorge Carrasco para preguntarle sobre la información que había recibido. A lo que contestó el periodista:

–Va a haber movimientos dentro de la revista y, como ya habrá sabido, voy a ser el director.

–¿Pero eso qué tiene que ver con la información que se le dio? –reviró el contacto del capitán.

–Le voy a pasar la información a otro compañero –justificó Carrasco.

–No quiero que le dé la información a otro compañero, se la dimos a usted, es información muy sensible.

–Le prometo que en febrero se va a publicar su información.

Sin embargo, pasó febrero y la revista Proceso no publicó nada sobre el caso ni Carrasco volvió a contestar las llamadas del contacto del capitán.

Sin Censura, 10 mil pesos por entrevista

Un segundo periodista al que buscaron para hacer pública la denuncia sobre las torturas del militar y la complicidad de Lozano Alarcón con el Cártel de Sinaloa fue a Vicente Serrano, de Sin Censura, en diciembre de 2019. En esa fecha, Serrano recién había sido contratado por La Octava. Sin embargo, por la temporada navideña, se le pidió al contacto del capitán que esperara hasta enero.

El encuentro fue directamente con Serrano en una de sus transmisiones nocturnas, en el centro de la Ciudad de México. El contacto del capitán le pidió cinco minutos después de la transmisión para explicarle el asunto, pero para entonces ya había mucha gente a su alrededor. Se acercó el asistente de Serrano, Gunter Castillo, y el contacto del capitán le explicó parcialmente el asunto. Fue un viernes de principios de enero de 2020, cuando Serrano recibió los documentos en sobre cerrado.

Al día siguiente, Gunter Castillo citó en una cafetería al contacto del capitán y mientras el asistente desayunaba, el contacto del capitán iba narrando algunos de los hechos. Allí mismo, enlazó al capitán vía telefónica para que hablara con Castillo. El asistente de Serrano quedó formalmente de hablar con éste, para darle seguimiento a la denuncia.

Al poco tiempo, Castillo se comunicó con el contacto y le dijo que iban a necesitar diez mil pesos (455 dólares) para sobornar a los custodios del reclusorio y pedir que les dieran un lugar para entrevistar al capitán. El contacto, de inmediato, rechazó la petición, diciendo que no podía pagar esa cantidad. Castillo respondió que Vicente Serrano tenía empresarios que lo apoyaban y que podían hablar con ellos para solicitarles el dinero.

Pasando mediados de enero, el contacto del capitán volvió a llamar al asistente de Serrano para preguntar si le iban a dar seguimiento a la información, ante el silencio de éste. Castillo, de mal modo, le respondió que no lo podían estar presionando, que hacer el trabajo llevaba tiempo, por el tipo de información que era.

El contacto del capitán le dijo que si no iban a hacer nada le regresara los documentos de 96 páginas, porque la vida de ellos estaba en riesgo. Y si no se los regresaba, le iba a hacer un escándalo en medio de una transmisión de su programa. Algunos excolaboradores de Serrano, también confirmaron que no era la primera vez que pedía dinero para “sacar” entrevistas, por lo que insistió el contacto del capitán en que se le regresaran los documentos, y así lo hizo el colaborador de Sin Censura.

La Octava, con cambios que impedían publicar la información

Daniel Rosas, de La Octava, enterado de la información, ofreció pagar todas las copias para que se le diera acceso al expediente del capitán Malagón Rendón, pero dijo que en ese momento iba a haber muchos cambios en La Octava, que si después podía retomar el caso del capitán. Sin embargo, tampoco se le dio seguimiento.

Los escamoteos de Anabel Hernández

Por un tercero, obtuvieron el contacto de la periodista Anabel Hernández, a quien también se le dio parte de la información, en mayo de 2020, aunque la periodista ya tenía información de la corrupción de la Sedena, y de la complicidad de Felipe Calderón y sus secretarios de Estado con el Cártel de Sinaloa. Sin embargo, en estas denuncias eludía mencionar al exsecretario Javier Lozano.

Ya en conversación con el contacto del capitán Malagón, la periodista Anabel Hernández recibió la información de manera digital, a su número de celular de la Ciudad de México, y respondió que se encontraba en Italia, pero que podía hacer la entrevista al capitán vía telefónica. No obstante, dejó pasar el tiempo, sin realizar la entrevista, mientras seguía dando su opinión a los medios sobre los nexos de Calderón y Genaro García Luna con el narcotráfico, sin mencionar a Lozano, ni el caso del capitán Malagón. El 25 de junio, el contacto del capitán envió un mensaje a la periodista para decirle que ya no estaba autorizada para difundir esa información.

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https://losangelespress.org/periodistas-sabian-de-la-complicidad-de-javier-lozano-con-el-cartel-de-sinaloa-y-de-torturas-al-militar-denunciante/

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