domingo, 10 de noviembre de 2019

noviembre 10, 2019
SANTIAGO DE CHILE, 10 de noviembre de 2019.- Sebastián Piñera (Santiago, 69 años), uno de los hombres más ricos de Chile y presidente del país en dos ocasiones, entre 2010 y 2014 y ahora, desde 2018, afronta una situación crítica.

Una revuelta masiva y con altísimos niveles de violencia ha colocado al borde del abismo a una sociedad que, hasta hace solo un mes, era considerada una de las más estables y prósperas de Latinoamérica.

En una entrevista para el diario El País de España, realizada el pasado jueves, en su despacho de La Moneda, Piñera admite la necesidad de construir un sistema más justo e igualitario, con una reforma constitucional o incluso una nueva Constitución, pero afirma que no caerá “en la tentación de la demagogia y el populismo”.

Sebastián Piñera. (AFP)

Respecto de la crisis en su país, Piñera dice que tiene su propia hipótesis acerca de la causa, el malestar del éxito. “De las tres décadas de avance emergió una clase media amplia, pujante. Lo que pasa en Chile no se debe al alza de 30 pesos [cinco centavos de dólar, unos cuatro céntimos de euro] en el billete de metro, sino que obedece a una realidad que venía empujando quizás hace 30 años y que no vamos a resolver en 30 días. No supimos entender que había un clamor subterráneo de la ciudadanía por lograr una sociedad más justa, más igualitaria, con más movilidad social, más igualdad de oportunidades, menos abusos”, justifica el presidente chileno.


En cuanto a la reforma constitucional, Piñera cree que “es necesario modernizar y perfeccionar nuestra Constitución. En nuestro programa de Gobierno hay una propuesta de reforma y estamos dispuestos a debatir este asunto dentro de los canales de la democracia”. De tal manera que cuando “el Congreso logre un acuerdo de una nueva Constitución o de una Constitución modernizada, ese acuerdo sea ratificado por la ciudadanía a través de un plebiscito”.

El presidente explica que con el término “guerra”, utilizado en uno de sus discursos, por lo que fue muy criticado, se refería a la “guerra contra la violencia, contra la delincuencia, contra el saqueo, contra la injusticia, contra la pobreza”. También asegura que, si se han cometido abusos policiales o militares, “tendrán que ser investigados y juzgados”. (La República)

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