miércoles, 2 de octubre de 2019

octubre 02, 2019
Juan Diego Casanova Medina/Enviado Especial de Por Esto!

MONCLOVA, Coahuila, 1 de octubre.- El inning de las emociones le sonrió a los Acereros de Monclova que se fortaleció y en cambio castigó a los Leones de Yucatán que se desmoronó víctima de sus propios errores, los que no aparecen en el box score pero que al final resultan costosos.

Un mal corrido de bases, frenó el ataque melenudo en la parte superior de la séptima entrada y en el turno de la “Furia Azul”, en el fondo del mismo episodio, el dominicano Francisco Peguero, dominado en sus últimos seis turnos, con un explosivo despertar, gracias a su jonrón de tres carreras que disparó, le dio a los Acereros de Monclova un sensacional triunfo de 6×2 sobre los Leones.

El bombazo quebró el empate a dos carreras y la victoria que se gestó en el Coloso del Norte emparejó la Serie del Rey a tres victorias por bando, lo que forzó a un séptimo y decisivo juego que definirá al nuevo campeón de la Temporada 2019 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).

Jonrón de 3 carreras de Francisco Peguero en la fatídica 7ma. decidió un cerrado duelo de serpentinas a favor de “La Furia Azul” 6x2 sobre Leones, lo que obligó el 7mo. juego de la Serie del Rey

Los Acereros, con la presión de estar abajo 2-3 en la Serie, recuperaron su paso ganador después de dos tropiezos seguidos en la selva yucateca y lo hicieron con el apoyo de los 8,500 ruidosos asistentes, en su mayoría seguidores del equipo norteño.

Los melenudos, por su parte, no sólo enfrentaron a un rival complicado como el equipo norteño, plagado de ex jugadores de Grandes Ligas, sino que tuvieron un enemigo adicional, incómodo, tenaz, como los aficionados que se retrataron en las taquillas del Estadio Monclova.


Cada batazo de algún jugador local, cada jugada, cada strike, pidiendo el ponche para el rival, los festejaban con un ruido ensordecedor, arengados por supuesto por el sonido local y los equipos de animación que estimulan a los aficionados a través de las pantallas con las que cuentan los Estadios.

Por esa razón, el llamado “Horno más grande de México” es uno de los Parques más ruidosos en la LMB. También está el de los Leones de Yucatán, el Kukulcán Alamo, el de los “Hermanos Serdán”, en Puebla, el Palacio Sultán, en Monterrey, entre otros.

Como suele suceder en los juegos cerrados, un error o un batazo estelar, los definen y en esta ocasión, lo que dejaron de hacer los Leones, lo aprovecharon los Acereros para seguir con vida en la Serie del Rey.

Veamos lo que sucedió en la séptima entrada, para algunas de la buena suerte y para otros la de las desgracias.

Como mencionamos líneas arriba, para los Leones resultó fatídica porque las desatenciones de sus jugadores propiciaron frenar un ataque promisorio que pudo cambiar la historia de este sensacional encuentro.

El norteamericano Xavier Scruggs abrió ese episodio con un potente cepillazo que no pudo frenar el guardián de la antesala, Rodolfo Amador, en lo que fue su segundo jit de la noche. Walter Ibarra realizó magistral toque de sacrificio para avanzarlo y esa jugada despidió a Zach Phillips, segundo relevista que utilizó el piloto acerero Pat Listach.

Como el siguiente bateador, Jorge Flores, lo hace por la derecha, llamó al dominicano Al Alburquerque, a quien el parador en corto melenudo le dio la bienvenida con un globo que picó detrás del camarero y lejos del jardinero derecho para su primer jit del juego.

Resulta que Scruggs estaba pescando “siriles” y no vio que la pelota seguía en juego por lo que titubeó en regresar a la intermedia, lo que pudo hacer pero se arrepintió y decidió mejor ir por la tercera colchoneta donde fue enfriado sin ningún problema. Un aut regalado que mató un posible rally y creció en su pitcheo a Alburquerque, quien con hirviente chocolate colgó una argolla del tamaño del Estadio.

El cubano Yoanner Negrín, pasó serios apuros en las primeras entradas pero a base de su pitcheo de grandes hechuras, salió a flote del acoso que mantenían los Acereros.

Después del descomunal trancazo que recibió de Noah Perio, quien abrió la tanda de bateadores con kilométrico jonrón con el que empató el juego a 2 carreras, Negrín se despidió en plan grande, retirando en fila a los siguientes seis bateadores.

Lo relevó Manny Parra y los Acereros aprovecharon el endeble pitcheo del californiano para asestar un golpe definitivo que pone en las nubes al equipo norteño, que tiene ahora el momento anímico para liquidar a su rival.

Parra dominó a Alex Mejía con elevado al central, un batazo bien colocado que corrió con eficacia Jonathan Jones, Siguió Eric Young con infiljit al campo en corto y llegó la jugada que nunca esperó el conjunto melenudo.

Noah Perio conectó un rodado a la intermedia que “escupió” Walter Ibarra, quien en la jugada de tiempos perdidos, no pudo completar la doble matanza con la que terminaba la entrada, dejando con vida a la “Furia Azul”.

Eric Aybar disparó imparable al derecho y en turno de Peguero, quien recibió el aliento de la afición con ¡Vamos Peggy!, ¡Vamos Peggy!, respondió a la confianza de sus seguidores y con un cañonazo que superó las tablas del jardín derecho, le permitió a los Acereros tener el comando del juego ahora por diferencia de tres carreras.

El bombazo le dijo adiós a Parra, entrando al rescate Andrés Ávila, quien terminó la entrada.

Después de estar fuera de circulación por problemas de salud, el panameño Enrique Burgos escaló el cerrito en el octavo episodio y admitió la última carrera del equipo norteño que remolcó Alex Mejía con imparable.

Desde el inning de las buenas noches, los Acereros inauguraron el casillero de las carreras. Noah Perio negoció la base por bolas y en jugada de bateo y corrido, se ponchó Eric Aybar y el corredor fue esperado en la intermedia pero al escabullirse de Jorge Flores, el melenudo, en su intento por tocarlo, perdió la pelota y dejó con vida el ataque norteño.

Chris Carter, también gorreó la base por bolas y sencillo de Bruce Maxwell remolcó la de la quiniela.

Spencer Jones, en su primera apertura, siempre se desempeña en el bullpen, le colgó a los Leones las primeras cuatro pero en la quinta entrada, sintió la fiereza de los melenudos que con dos carreras le dieron la vuelta a la tortilla.

Walter Ibarra, con sencillo al derecho, impulsó la del empate y elevado de sacrificio de Jorge Flores, remolcó la de la diferencia.

“Tenemos el alma de acero”, es el himno del equipo norteño que estremeció el Estadio al entonarlo los aficionados antes del bombazo del “Peggy Time” como le dicen a Francisco Peguero.

Los Leones se jugarán en un partido toda una temporada en busca de su quinta estrella, mientras que los Acereros tratarán de pasar a la historia ganando su primera corona en más de 40 años en la LMB.

El duelo monticular será entre los diestros, el hermosillense de las fieras, José Samayoa y Connor Harber, por los Acereros.

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