sábado, 15 de junio de 2019

junio 15, 2019

Pedro Echeverría V.
1. Es ridículo y hasta vergonzoso que México –que se presenta como nación independiente,  autónoma, soberana- esté sometido a la vigilancia del presidente Trump; que durante 45 días tenga que hacer “hasta lo imposible” para satisfacer al jefe supremo del imperio asesino mundial. Pues “ni madre”, aunque EEUU sea un gigantón que nos deje sin gasolina, expulse a nuestros indocumentados y coloque los aranceles que quiera, el gobierno de México tiene que tener dignidad para luchar junto a su pueblo por su proyecto. Después de un siglo de ser pisoteado México por EEUU, ¿algún día se levantará México para defender su dignidad terriblemente enlodada?
2. En vez de construir muros y fronteras, los humanos tienen que oponerse para vivir en libertad. Los seres humanos de todo el mundo sólo exigen respeto, trabajo, ingresos, para poder vivir. El muro de Trump y el muro de México deben metérselos donde les quepa a los gobernantes. Los miserables migrantes del mundo, de Centroamérica y México, sólo están reclamando lo que les han robado y saqueado a través de los siglos por España, Inglaterra, EEUU. Que se derrumben todos los muros que (como los viejos castillos), sirven para evitar que los esclavos, siervos, proletarios, irrumpan para exigir la devolución de las gigantescas riquezas que les han arrebatado con las armas.
3. Es obvio, seguro que no es nada justo ni humano, que existan países ricos y países miserables. Si Dios así lo hizo, pues entonces, para siempre la inmensa mayoría del mundo estará jodida aunque “se mate” a trabajar. Coño, además, así como unos cuantos países encabezados por EEUU durante el siglo XX y lo que va del XXI han saqueado los recursos de más de 120 naciones, asimismo unas cuantas familias –menos del cinco por ciento- se ha quedado con el producto del trabajo del otro 95 por ciento de la población. ¿También así lo quiso Dios para que durante siglos la mayoría suframos para tener merecimientos de ir al cielo, mientras los ladrones se van al infierno?
4. Recuerdo a la muy devota Elisa, amiga desde la infancia: “Pedro, a tus casi 80 años, sigues pensando en la revolución?  Yo a veces tengo para comer, a veces no, pero Dios –quien así hizo al mundo- siempre provee”. Es decir, para mi amiga Elisa, miserable en su economía, el mundo así fue construido y sólo hay que confiar en “el divino”. Sin embargo muchos pensamos lo contrario: si no extirpamos de nuestra cerebro la mentalidad derrotistas, el individualismo y el oportunismo acomodaticio, jamás podremos enterrar el sistema capitalista y la desigualdad. La batalla anticapitalista es dura porque hay que extirparla desde la raíz para asegurarse de su muerte.
5. Yo puedo ser pesimista al reflexionar que por más que luchamos los pinches conservadores, la derecha, el capitalismo, siempre nos derrotan; pero nunca hay que dejar de luchar por enterrar el capitalismo y la desigualdad; la burguesía y el capitalismo siempre nos rompe nuestra madre, pero no tenemos de otra que pensar que aunque pasen las décadas un día los mandaremos al paredón. Así que hay que seguir luchando contra todo tipo de muros para que todos tengan libertad para acabar con quienes  levantan esos muros para proteger sus riquezas y privilegios. ¿No es acaso una idiotez encerrar a México entre muros cuando debe ser un país absolutamente libertario? (15/VI/19)

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