sábado, 4 de mayo de 2019

mayo 04, 2019
SHANGHAI, China, 4 de mayo de 2019.- Corea del Norte lanzó hoy una salva de cohetes de corto alcance desde la costa oeste de su territorio en un gesto que podría hacer regresar la Península a la escalada de tensión que sufrió durante 2017.

El ensayo fue confirmado por el ejército surcoreano que dijo que los cohetes fueron disparados en sucesión poco después de las 9 de la mañana y volaron entre 70 y 200 kilómetros de distancia.

Pyongyang eligió la base que dispone en la península de Hodo -en la ciudad de Wonsan-, una instalación que ya se usó para los ensayos de misiles de alcance intermedio entre 2013 y 2016.

En un primer instante, los uniformados surcoreanos afirmaron que habían sido misiles pero después modificaron la terminología utilizada para describirlos como "proyectiles", un giro que parece más destinado a rebajar la significación del hecho que las propias características del armamento, ya que en ningún caso se trató de obuses de artillería.

Un misil balístico táctico Scud-B de Corea del Norte. (EFE)

La acción norcoreana no ha sorprendido a especialistas como Ankit Panda ya que el regreso a la gesticulación militar forma parte de las tácticas habituales de Pyongyang cuando los contactos diplomáticos se bloquean, como ha ocurrido ahora.

"No es sorprendente dado que ha sido telegrafiado por Kim (Jong Un), que se quejó explícitamente de la política hostil de EEUU y anunció los 'actos correspondientes' en abril", declaró Panda a la página especializada NK News.

El lanzamiento de misiles constituye un auténtico varapalo para la política norcoreana apadrinada por el presidente Trump, que se había atribuido el mérito de haber conseguido el periodo de calma al que asistió la Península de Corea en 2018.

Ese territorio asistió a una espiral de amenazas y movimientos militares en 2017 en la que tanto Pyongyang como el presidente norteamericano Donald Trump amenazaron con recurrir a su arsenal nuclear en un conflicto de consecuencias catastróficas.

La dinámica se interrumpió de forma radical a finales de ese año -de hecho, Corea del Norte no realizaba una prueba de misiles desde noviembre de 2017- cuando Kim Jong Un decidió apostar por el acercamiento con el nuevo presidente surcoreano, Moon Jae In, y participar en los Juegos Olímpicos de Invierno de febrero de 2018.

Diplomacia deportiva

La diplomacia deportiva -otro clásico en la historia de las dos coreas- generó un proceso de distensión que propició hasta tres encuentros ese mismo año entre los dos dirigentes coreanos.

La cercanía de las dos coreas llevó también a la histórica cumbre de Singapur en junio de ese año, la primera cita entre un jefe de estado de EEUU -en este caso Donald Trump- y un líder de Corea del Norte.

Sin embargo, la reunión estuvo rodeada de más euforia mediática que resultados concretos ante la disparidad de criterios de ambos países. Washington pretende que Corea del Norte desmantele todo su arsenal nuclear y de misiles antes de flexibilizar las sanciones internacionales que afronta esa nación, mientras que Pyongyang exige que cualquier acto concreto de su parte esté acompañado por un levantamiento parcial de algunas de esas medidas.

"Parece claro que Corea del Norte está enfadada por lo que parece ser una falta de flexibilidad en la posición de la administración Trump y su apego por la política de 'máxima presión'", opinó Harry Kaziani, del think tank Centro para el Interés Nacional, citado por Reuters.

El supuesto "idilio" político con Kim Jong Un que pretendió mostrar Trump durante los meses ulteriores fue quebrándose ante el bloqueo absoluto de las negociaciones bilaterales, que quedó confirmado tras el fracaso de la última reunión de los dos mandatarios en Hanoi (Vietnam).

Pyongyang no ha cesado de lanzar señales sobre su descontento con esta nueva situación en los últimos tiempos y el pasado día 18 de abril ya informó que había probado una nueva arma táctica.

Kim Jong Un advirtió durante su discurso de Año Nuevo que si EEUU insistía en "imponer sanciones y presionar" a Corea del Norte, su país podía "considerar una nueva forma de salvaguardar nuestra soberanía e intereses".

Hace sólo algunos días y en medio de las maniobras que han realizado los ejércitos de EEUU y Corea del Sur, los medios controlados por el régimen indicaron que sus fuerzas armadas "preparaban una respuesta" a estas prácticas, que Pyongyang siempre ha considerado como una preparación para una invasión de su territorio.(Javier Espinosa, corresponsal de El Mundo en Shanghai)

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