viernes, 24 de mayo de 2019

mayo 24, 2019
Amado Nervo

                       Vita mortuorum in memoria
                       vivorum est posita.- Cicerón
                                             


Alma, yo estoy unido con mis muertos,
con mis muertos tranquilos e inmutables,
con mis pálidos muertos
que desdeñan hablar y defenderse,
que mataron el mal de la palabra,
que solamente miran,
que solamente escuchan,
con su oído invisible, y con sus ojos
cada vez más abiertos, más abiertos
en la inmóvil blancura de los cráneos;
que en posición horizontal contemplan
el callado misterio de la noche
y oyen el ritmo de las diamantinas
constelaciones en el negro espacio.

   ¡Yo vivo con la vida que mis muertos
no pudieron vivir. Por ellos hablo,
y río por lo que ellos no rieron
y por lo que ellos no cantaron, canto,
y me embriago de amores y de ensueño
¡por lo que ellos no amaron ni soñaron!

-Este beso, me digo, es por Horacio,
que tanto ansió los besos; y por Claudio,
que amó tanto los versos, esta estrofa
recitaré con los bordes de este lago.
Por Antonio, sediento de la sangre
del viejo vino, vaciaré mi vaso;
por Clara, que en las fiestas fué dichosa,
asistiré a los bailes y saraos;

y he de vivir en éxtasis por Blanca
que en éxtasis vivía; y remirando
me pasaré, los lirios y las rosas,
por Berta, que gozaba en cultivarlos
y quien cortó la muerte, como a lirio,
o como a rosa mística, ha diez años...

Mientras yo viva vivirán mis muertos
y oiré en la sombra, que me place tanto,
su voz sutil que me murmura: "¡Gracias!",
su tenue acento que me dice: "¡Amado!"

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