lunes, 5 de noviembre de 2018

noviembre 05, 2018
Pedro Echeverría V.

1. Recuerdo muy bien en los sesenta cuántos guerreristas, asesinos, carceleros, represores de todos los países, se lanzaron contra Cuba y pusieron en práctica miles de calumnias, gigantescas mentiras, acerca de los “comunistas” que hicieron una revolución en 1959 y se adueñaron del gobierno. Lo que nunca olvido es que propagaron que “los comunistas asesinaban a niños o estando vivos, se los comían”. Después de las terroríficas notas de los medios de información en el mundo, los yanquis organizaron una invasión a Cuba en abril de 1961 y dado que fracasaron obligaron a todos los gobiernos capitalistas de América a votar en la OEA la expulsión de Cuba en enero de 1962. Nosotros salimos decenas de veces en masa a apoyar la revolución cubana.

2. Lo mismo busca hacer el imperio yanqui y sus gusanos seguidores con Venezuela. No pudieron los malnacidos gobiernos capitalistas y sus medios de información contra Hugo Chávez, porque su liderazgo continental penetró en gran cantidad de países, sobre todo en el Brasil de Lula, la argentina de Kirchner, el Ecuador de Correa, Bolivia de Morales, Uruguay de Mujica y hasta la Nicaragua de Ortega. Chávez, el más odiado por los gobiernos burgueses, en sus pocos años de gobierno y de vida política, como Fidel Castro, se convirtió en un faro de América. Por mala fortuna Nicolás Maduro, su sucesor, llegó al poder cuando el imperio gringo había logrado imponer a los gobiernos de Argentina, Brasil, Ecuador y mediatizar a Uruguay y Nicaragua.

3. Recuerdo a la Venezuela de 2010, cuando llegué a ella pensando en que se realizaría algo así como la V Internacional citada en algunos medios. De todas maneras fue un gran pretexto para viajar por cinco países de la región que me proporcionaron muchos conocimientos y experiencias. Obvio llegué en diez días a los hoteles más jodidos de esta ciudad, pero recorrí en autobuses o caminando todas las mañanas muchos rincones de la Caracas desconocida. Yo vi muy bien a Caracas, sus mercados y precios; pero lo que me extrañó es que en muchos lugares se compraba el dólar ofreciendo dos o tres veces del dólar oficial. Si en el banco los pagaban a 3 o 4 pesos en las tiendas te daban 10 o 12 pesos por dólar. Y eran tan abiertos que pensé que algo grave pasaría.

4. Y se fue preparando todo lo cruel en estos últimos ocho años por los grandes empresarios locales y los EEUU. Recuerdo que en el mismo aeropuerto  de Caracas varios jóvenes me ofrecieron cambiar mis dólares con mucho más de lo que daban los bancos; sin embargo el mercado municipal en comidas, legumbres y otros precios todo funcionaba con normalidad en 2010. Incluso pude gozar asistiendo a la gran manifestación del 1 de mayo encabezada por el mismo Chávez donde 20  trabajadores que “me descubrieron” como mexicano, me obsequiaron una cachucha roja del “sinvensoc”, con una hoz y martillo del gobierno bolivariano y luego me invitaron a festejar. La realidad es que durante el “chavismo” era difícil imaginar lo que pasaría después.

5. Muy “bajo el agua”, en voz baja, algunos ciudadanos me hablaban mal de Chávez, pero dado que para mí esa política miedosa no funcionaría, no les hice mucho caso. Ya con la campaña internacional encabezada por el presidente yanqui Trump, esos burgueses que se paseaban en las calles haciendo campañas contra el chavismo, les resultó. Hoy se han dedicado a difundir veneno entre el ejército, buscando el surgimiento de algunos brotes de descontento que conecten a toda la institución. Estoy seguro que el comandante Hugo Chávez dejó una buena semilla dentro del ejército del que formó parte; sé que ese ejército no le hará caso a los señoritos –hijos de papi, de empresarios y grandes burgueses- porque conoce a los que dieron el golpe de Estado en 2002.

6. Espero que López Obrador, al asumir en cargo de presidente constitucional en México entre tres semanas, adopte una justa posición política. La justicia está en los gobiernos que luchan y hacen todo por su pueblo y en ese proceso se han opuesto al imperio yanqui cuya vocación histórica ha sido invadir pueblos para imponerles sus políticas. López Obrador justamente buscará mantener buenas relaciones con los EEUU, pero de ninguna aceptará condiciones yanquis de atadura; es tiempo que México recupere su prestigio internacional de independiente, sobre todo en América Latina. El mundo estará observando con detenimiento el papel que asumirá México: o se vuelve un país interesante de lucha o sigue siendo, como hasta hoy, un simple lacayo del imperio. (5/XI/18)

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