lunes, 3 de septiembre de 2018

septiembre 03, 2018
Pedro Echeverría V.

1. Recuerdo que en la década de los sesenta, los periódicos del mundo publicaban en primera plana que miles de cubanos abandonaban la isla de Cuba porque no aceptaban la dictadura de Fidel Castro. Además porque no había nada qué comer, no había trabajo y los comunistas en el gobierno estaban matando a los niños y comiéndoselos. La televisión no se había desarrollado pero las narrativas en la prensa presentaban ese escape de los cubanos y sus travesías por alta mar, como las tragedias más dolorosas que se tenga memoria. Hoy sólo falta en la TV que aparezcan niños muertos –junto a sus madres y abuelos,  por arriesgarse de huir de Venezuela para encontrar “la libertad” y la alimentación en EEUU, Colombia, Ecuador o Brasil, los países de la democracia.

2. Venezuela es de los dos países con riqueza petrolera más grande del mundo. EEUU, ante sus crisis comerciales, de dominación y control, tiene que asegurarse con sus terribles armas nucleares, que todo el petróleo y demás recursos naturales pasen a sus manos. Por ello mandó derrocar en 2002 -luego asesinar- al presidente venezolano Hugo Chávez en 2013 y sin descanso,  acosar al presidente Maduro. Lo mismo le sucedió a Fidel Castro en los primeros años de la década de los sesenta; Fidel no sólo fue perseguido, mandado asesinar, tuvo que enfrentar en Playa Girón, Cuba, una invasión que en poco tiempo derrotó. Cuba fue expulsada de la OEA y EEUU ordenó que fuera bloqueada. Pero después de 50 años las cosas han cambiado en el mundo y Venezuela será apoyada.

3. Cuba, con sus 10 millones de habitantes, resistió que la abandonaran por menos de un millón de cubanos (les decían “gusanos”) que “odiaban el comunismo” y preferían cobrar en dólares en los EEUU. Venezuela cuenta con 32 millones de habitantes y si (con el apoyo yanqui, español, colombiano, etcétera) la abandonan 2 millones de ricos y clases medias desorientadas, no pasa nada. Los pueblos tienen que aprender a luchar, a defenderse, pero sobre todo a entender cuál es la orientación ideológica-política de su gobierno. En el caso de Cuba y Venezuela estuvo siempre clara su definición: se buscaba construir un tipo de socialismo que llevara a la desaparición de la explotación, las injusticias y las desigualdades.  Pero no pudieron porque el imperio fue (sigue siendo) más fuerte.

4. Así como hoy tengo esperanzas en la honestidad de López Obrador en México, así la tuve en Fidel Castro y Hugo Chávez; sin embargo he aprendido –también con Allende en Chile- que los gobernantes no solo deben ser honestos sino además armados con un espíritu de lucha (sabiendo el gran significado de la “lucha de clases”) que jamás deben perder.  Pienso que la situación de Cuba era mucho más difícil por el bloqueo económico y su geografía como isla; pero el caso de Venezuela que en 2002, 2003, estuvieron las condiciones para encarcelar a golpistas y expropiar; pienso que a Chávez le tembló la mano. Se le olvidó que frente a él estaba –no solo una poderosa burguesía venezolana, sino un gran imperio internacional, encabezado por EEUU, dispuesto a acabar con él.

5. Quizá por ello López Obrador ha cuidado mucho sus pasos y busca no poner en riesgo su caminar En los años recientes los yanquis acabaron con Lula y su BRICS, con los Kirchner y su fuerza, con Correa y su oratoria, con Chávez y su popularidad y con la misma Cuba tronada económicamente. En todos estos países hay que profundizar la politización e ideologización del pueblo para que entienda que no es simplemente hacer, sino que hay que pensar; que la política, además de la honradez y honestidad,  necesita de información, de reflexión, resistencia, sobre todo estudio. Nuestro compromiso es ayudar a la gente para que no la sigan explotando, engañando, jodiendo. Sólo tenemos que inventar cómo acercarnos a ella para ayudarla. (3/IX/18)

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