viernes, 10 de agosto de 2018

agosto 10, 2018
BUENOS AIRES, 10 de agosto de 2018.- En el corazón de San Telmo, uno de los barrios más añejos de Buenos Aires, hay un lugar muy especial que rinde honores a una de las voces más grandes de la cultura latinoamericana, la Negra, la gran Mercedes Sosa. Fundado en 2011, el espacio, que conecta con muchos visitantes todos los días, nació no sólo para reverenciar a esta gran artista de todos los tiempos, también es hogar de la cultura latinoamericana, de aquellos que defienden sus raíces en cada rincón de la Patria Grande, por lo que tanto ella luchó.

Enfocada en el desarrollo, promoción y difusión del arte del continente, la Fundación está asentada en una gran casona declarada Monumento Histórico Nacional y construida en el siglo XVIII.


Durante su largo bregar fue casa de Ejercicios de la Compañía de Jesús, un hospital, un colegio, depósito de armas, cuartel y centro penitenciario. Pero hoy es un refugio popular de la cultura y más que todo un altar para rendir honor permanente a Mercedes Sosa.

Muchos visitantes extranjeros, sobre todo los domingos, visitan la gran casona y llegan hasta el fondo, donde se encuentra una galería muy especial. Allí, imágenes corren por la pantalla de un televisor, es la Negra en plenitud, con esa voz potente. En esa sala-museo, una de las ocho del recinto, hay objetos muy especiales: cuatro de sus imponentes ponchos –uno de sus sellos distintivos–, sus pasaportes y cédula de documentación, fotos, cartas, tres de sus espejuelos. Pero también hay epistolarios de sus amigos Charly García y Milton de Nascimento, por citar algunos, y algo muy significativo: el premio Grammy que conquistó en 2005 por su álbum folclórico Corazón libre.

Mientras se escucha de fondo su magistral interpretación de Gracias a la vida, de la chilena Violeta Parra, el visitante puede acceder también a otras galerías con trabajos manuales y arte de comunidades indígenas y otras propuestas como la de la asociación civil En Circulo que ha encontrado en esta fundación un lugar para compartir sus trabajos.

Desde hace tres años impartimos talleres aquí, pero en este 2018 ya estamos radicados, cuenta a Prensa Latina Natalia Torres, una de las encargadas de esta propuesta cultural que comparte también espacios dentro de la fundación con otras iniciativas como Blind Sound Experience.

Brindamos talleres de oficio, tenemos calzado, bisutería, telar y productos del interior, de Córdoba y Mendoza, y además difundimos los trabajos de comunidades originarias como la cestería wichi, cuenta Torres quien se muestra feliz por seguir tendiendo redes y en breve comenzarán a trabajar en conjunto con espacio de artesanías indígenas de San Telmo.

Dirigida por Fabián Matus, la Fundación Mercedes Sosa nació para homenajear a la Negra, pero sobre todo para difundir la cultura latinoamericana, premisa que se ha sostenido en estos siete últimos años.

Blind Sound, por ejemplo, cada mes ofrece un ciclo de propuestas musicales con su sonido peculiar. Las opciones son muchas, en junio último hubo conciertos dedicados a "la cantora" pero también a Bob Marley, Queen, Pink Floyd, entre otros.

Preservar y difundir el patrimonio artístico de Mercedes Sosa para promover y desarrollar la cultura latinoamericana en las actuales y nuevas generaciones de Argentina y del resto del mundo, a través de la multiplicidad de actividades culturales que brinda, es uno de los postulados de la Fundación.

Presentaciones de libros, exposiciones, conciertos de los más variados géneros, ciclos de cine, peñas, festivales, un intenso programa realiza cada mes ese espacio, que busca mantener vivo el legado de una de las folcloristas latinoamericanas más grandes de América Latina, quien el 9 de julio cumpliría 83 años de vida.

La Negra, la voz de la tierra –como la llamó cierto crítico– sigue viva hoy y su semilla se ve en las calles de Buenos Aires y otros lugares distantes de esta geografía austral, con los nuevos exponentes que se niegan a dejar morir lo autóctono, lo ancestral, frente a un mercado monopolizado donde abunda, la gran mayoría de las veces, sonidos banales.

Haydée Mercedes Sosa nació en San Miguel de Tucumán, en 1935, y siendo una quinceañera, a instancia de sus amigas, participó en un certamen radial que cambió su vida por completo.  Voz sagrada del canto popular, incursionó en otros géneros musicales como el tango, el rock y el pop, pero siempre se definió como una “cantora”.

Sus magistrales interpretaciones de Canción con todos, Alfonsina y el mar, La maza y Duerme negrito dejaron una huella insuperable. Y, si alguna vez le dio Gracias a la vida por darle tanto, hoy, a casi una década de su fallecimiento, muchos le dan gracias a ella por dar tanto a la música latinoamericana. (Maylín Vidal / Prensa Latina / Forum en Línea)

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