jueves, 16 de agosto de 2018

agosto 16, 2018
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de agosto de 2018.- Durante mucho tiempo han sido parte infaltable de actos públicos en México, desde partidos de futbol hasta ferias comerciales: mujeres contratadas para dar la bienvenida a personas o simplemente para "alegrar la vista", a veces vestidas con faldas cortas o ropa ajustada con logotipos de empresas.

Pero ahora la Ciudad de México ha prohibido la contratación de estas modelos, conocidas como “edecanes”, para eventos patrocinados por el gobierno, lo que representa un avance en un país donde los estereotipos de género con frecuencia siguen relegando a las mujeres a un segundo plano en el mercado laboral.


“No debe de existir esta labor”, dijo el jefe de gobierno capitalino, José Ramón Amieva, cuando anunció la prohibición. “Es un tema contrario a las políticas de igualdad de género”.

En 2014, un grupo de mujeres militantes organizó un foro sobre el tema que concluyó que el sector de las edecanes a veces era fachada de actividades de prostitución y que las modelos enfrentan condiciones precarias de empleo. Ese grupo calculó que más de un millón de personas efectúan este trabajo en México, la mayoría de manera informal.

En algunos anuncios publicados en internet para contratar edecanes se ofrecen sueldos que van de 5 mil a 30 mil pesos (de 260 a mil 500 dólares) mensuales, muy superiores al sueldo mínimo actual equivalente a 4.60 dólares diarios.

Aunque las edecanes de eventos empresariales o gubernamentales tienden a vestir de manera más sobria -con sacos y pantalones formales o faldas hasta la rodilla en lugar de ropa ajustada al cuerpo-, algunos casos provocaron críticas.

Quizá el más conocido fue cuando el instituto electoral contrató a una modelo que salió en la revista Playboy para que entregara sobres en el primer debate presidencial con vistas a los comicios de 2012. Julia Orayen apareció en el escenario con un traje blanco ajustado con un gran escote, un marcado contraste con el traje sastre de la única candidata presidencial, Josefina Vázquez.

Y en 2016, el partido Nueva Alianza realizó un mitin de campaña en el que había edecanes con pantalones blancos ajustados y con el torso desnudo, aunque cubierto con pintura de los colores del partido.

En algunos actos del gobierno de la Ciudad de México, las edecanes son contratadas generalmente para dar la bienvenida a invitados, pasar los micrófonos para las preguntas o simplemente para que sonrían en un escenario con oradores predominantemente masculinos.

Indra Rubio, coordinadora del proyecto de justicia de género con Oxfam en México, describió la medida tomada por la capital del país como un “pequeño pero muy importante paso” en un país “todavía machista”.

“Tenemos que cuestionar como sociedad: ¿Por qué al cuerpo de la mujer se le ve como un objeto?”, dijo Rubio. “Esto posiciona a la mujer en un lugar siempre de desventaja, si su participación laboral está sujeta a su apariencia física”.

Héctor García, promotor de la Agencia de Modelos y Edecanes, de la Ciudad de México, dijo que se trata de “un trabajo digno” y afirmó que la reputación de la industria ha sido dañada por quienes trabajan como “escorts” pero se hacen llamar edecanes o modelos. Señaló que la caracterización que hizo el jefe de gobierno local “afecta moralmente y estigmatiza principalmente a las edecanes de todo México”.

La modelo y edecán Mariel Guerrero Castaño comparte su punto de vista.

“Que no trate de mezclar lo que otras agencias u otros grupos, organizaciones, manejan como edecanes o modelos que realmente son escorts o prostitución... luego están las agencias legítimas... que la verdad están siendo manchadas a raíz de todo lo que estas supuestas agencias están haciendo”, manifestó.

La medida es parte de una iniciativa más amplia de la ciudad para otorgar a las mujeres responsabilidades mayores en el gobierno. Amieva se ha comprometido a que las mujeres conformen al menos la mitad de los participantes en paneles de expertos y garantizar que tengan igual tiempo como oradoras. En toda la ciudad, dijo, la indicación a los funcionarios es que promuevan el desarrollo profesional de las empleadas según su capacidad y experiencia, no por su apariencia. Los servidores públicos que no acaten esta directiva podrían ser multados.

Las instituciones mexicanas han hecho este año avances notables para aumentar el número de mujeres en posiciones de liderazgo. Casi la mitad de las bancas de la próxima legislatura serán ocupadas por mujeres. La Ciudad de México tendrá en Claudia Sheinbaum como su primera jefa de gobierno elegida en las urnas. El presidente electo Andrés Manuel López Obrador, que toma posesión en diciembre, ha escogido a mujeres para la mitad de los cargos de su gabinete.

Olga Sánchez, designada por López Obrador como próxima titular de la Secretaría de Gobernación, se comprometió el sábado a cambiar el “sistema patriarcal” para que los hombres hagan más labores hogareñas y los niños tengan más derechos.

Sin embargo, la semana pasada, la Secretaría de Salud organizó un debate sobre la lactancia materna que fue criticado debido a que el panel de expertos estaba conformado únicamente por hombres. Y la iniciativa “No Sin Mujeres”, en la que se exhorta a los hombres a que boicoteen foros cuyos paneles excluyan a expertas, fue presentada sin la presencia de ninguna mujer en la mesa principal.

Quienes defienden los derechos de las mujeres afirman que la utilización generalizada de modelos en eventos políticos y empresariales las convierte en ornamentos y las pone en peligro de ser víctimas de violencia de género. La Organización Mundial de la Salud declaró que la violencia sexual es una epidemia en América Latina, donde una de cada tres mujeres mayores de 15 años ha experimentado agresión sexual.

La Ciudad de México, que tiene relativamente una gran población de clase media y universitaria en comparación con otras partes de país, es gobernada por alcaldes izquierdistas desde hace dos décadas, y con frecuencia está a la vanguardia en asuntos sociales. Sin embargo, esos cambios no siempre son adoptados en otras partes más conservadoras del país.

La Ciudad de México legalizó en 2010 el matrimonio entre personas del mismo sexo y desde entonces una docena de estados han hecho lo mismo, además de que ha sido reconocido por la Suprema Corte de la Nación.

Pero después que la capital legalizó el aborto en 2007, más de la mitad de los estados aprobaron iniciativas que declaran que la vida empieza en la concepción.

Rubio dijo que le gustaría que la prohibición sobre las edecanes afuera adoptada por otros gobiernos locales y aprobada a nivel federal porque el dinero de los contribuyentes debería gastarse en el empoderamiento de las mujeres, no en cosificarlas.

“Las mujeres no son vistas como un ser sujeto a derechos, como un par. Y creo que eso genera violencia contra las mujeres”. (AP)

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