viernes, 6 de julio de 2018

julio 06, 2018
CIUDAD DE MÉXICO, 6 de julio de 2018.- El futuro Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador entra con buen pie en los mercados financieros. El peso, uno de los mejores termómetros de la economía mexicana, ha cerrado este viernes su mejor semana en casi siete años, tras la arrolladora victoria del líder de Morena en las urnas el pasado domingo. Muchos inversores auguraban un periodo de turbulencia tras las elecciones, que prolongase la mala racha del segundo trimestre del año. Pero las proyecciones más agoreras se dieron de bruces con una realidad que luce optimista: desde el lunes la divisa mexicana —una de las más líquidas del mundo emergente— ha recuperado casi un 4,4% de valor frente al dólar regresando a números verdes en lo que va de 2018 y a niveles de 19 pesos por dólar. La Bolsa, por su parte, tocó este viernes su mejor nivel en cinco meses en un ambiente de mayor confianza en el futuro de la segunda economía de América Latina pese a los crecientes tambores de guerra comercial entre las dos mayores economías mundiales: Estados Unidos y China.


Las señales enviadas por López Obrador y su equipo económico desde el mismo momento en el que se confirmó su abultada victoria suenan bien a los inversores. Amantes como son de la ortodoxia fiscal y monetaria, los grandes gestores de activos aplauden las promesas del presidente electo. Y las señales de tranquilidad han sentado de maravilla en los mercados: prudencia fiscal, independencia del banco central, respeto a la libertad de empresa y al Estado de derecho y un cambio de enfoque en la lucha contra la inseguridad, uno de los puntos que más inquieta al capital invertido en México. Caviar para sus oídos, que ha venido acompañado por otra buena noticia: la luna de miel entre el próximo jefe de Estado y de Gobierno y los empresarios mexicanos. Adiós a la inflamada retórica de ambas partes, hola al pragmatismo: por su bien, están condenados a entenderse.

Los grandes nombres del sector financiero mexicano valoran, sobre todo, tres factores. Primero, que no se hayan producido ningún "evento externo" en las elecciones del pasado domingo —que se cayese el sistema de recuento de votos o que se produjese algún ciberataque—. Segundo, que los dos candidatos perdedores, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, reconociesen su derrota casi inmediatamente. Y tercero, y más importante, el tono del presidente electo en sus primeras intervenciones públicas. "El mensaje ha sido lo más importante para la evolución positiva del peso", remarca Alonso Cervera, economista jefe de Credit Suisse para Latinoamérica. "Ha sido mucho mejor de lo que esperábamos; ha batido, por mucho, nuestras expectativas", agrega un analista de mercados emergentes de una gran institución financiera estadounidense basado en Nueva York, que prefiere mantenerse en el anonimato.

Aunque la recuperación del peso ha sido una constante en la semana inmediatamente posterior a los tres últimos procesos electorales mexicanos —los de 2000, 2006 y 2012—, esta vez los riesgos eran mayores: llega al poder de la opción que menos entusiasmo ha despertado en las plazas financieras a lo largo de toda la campaña. La coyuntura tampoco acompañaba: el peso venía de una zona cercana a mínimos históricos, su peor nivel desde enero de 2017 —en los primeros días de Donald Trump en la Casa Blanca— y la mayor fuente de incertidumbre —la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC)— permanece abierta y sin visos de solución temprana.

Ni siquiera la holgada mayoría lograda por Morena —el partido de López Obrador— en el Legislativo, uno de los puntos que más inquietaba a los inversores semanas atrás, ha amargado su primera semana como presidente electo. "La apreciación ha estado apuntalada por los esfuerzos de comunicación de quienes integrarán el próximo Gobierno, incluido López Obrador: durante la semana se dedicaron a reducir la incertidumbre y a reiterar que manejarán políticas económicas prudentes, promercado y que trabajarán en conjunto con el sector empresarial", subraya Gabriela Siller, de Banco Base, que advierte, no obstante, de que aunque el mercado "parece tranquilo, vigilará muy de cerca las modificaciones que pueda buscar la Administración en materia energética", tras la reforma del último sexenio. (Ignacio Fariza / El País)

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