miércoles, 16 de mayo de 2018

mayo 16, 2018
SOFIA, Bulgaria, 16 de mayo de 2018.- Europa arremete contra Donald Trump. Tras el golpe mortal asestado al pacto nuclear con Irán como enésima afrenta a la UE, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha criticado este miércoles lo que considera “una firmeza caprichosa” de la Administración estadounidense. “Mirando las últimas decisiones del presidente Trump, uno podría pensar que, con amigos así, no hacen falta enemigos”, ha sentenciado antes de una reunión de gobernantes europeos dedicada en buena medida a Estados Unidos.

El jefe del Consejo, que representa a los Estados miembros en Bruselas, fue el dirigente que más enérgicamente cargó contra Trump poco después de que asumiese el poder. Tusk lo definió entonces como “amenaza exterior” para la UE. Más de un año después, cuando algunos de esos temores se han materializado, Tusk ha querido recuperar la beligerancia para elevar el tono del encuentro que mantienen este miércoles en Bulgaria los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Sobre la mesa figuraban dos conflictos iniciados por Washington: la salida del pacto nuclear y la amenaza de imponer aranceles al acero europeo.

Donald Tusk se dirige a la prensa en Sofía (Bulgaria). VIRGINIA MAYO (AP)

Primero fue el elogio del Brexit. Más tarde, la salida del acuerdo del clima que la UE impulsó vivamente. Pero el amago de guerra comercial y el abandono de la paz nuclear fraguada durante 12 años por la comunidad internacional suponen una alerta clara de que Europa debe acostumbrarse a vivir sin tener a Estados Unidos de su lado. “Tendremos que actuar por nuestra cuenta. Tenemos potencial suficiente para afrontar el desafío. Lo que necesitamos es unidad política y determinación”, ha pedido el ex primer ministro polaco en una declaración a la prensa en Sofía. Más que a Washington, el mensaje se dirigía a unos gobernantes que en demasiadas ocasiones priman sus intereses nacionales a corto plazo en detrimento de una UE que pierde fuerza ante potencias como Rusia o China.

“Para expresarlo de manera simple: o estamos unidos o no seremos nada en absoluto”, ha resumido Tusk, que alude a la necesidad de cohesión en los ámbitos económico, político y militar. Sus palabras replican, con mayor rotundidad, la idea que ya esbozaron hace unos días la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, desde Aquisgrán. El líder del Consejo, que representa a los Estados miembros en Bruselas, fue el dirigente que más enérgicamente cargó contra Trump poco después de que asumiese el poder. Tusk lo definió como “amenaza exterior” para la UE.

Estados Unidos constituye el principal asunto de discusión en la cena de líderes, previa a la cumbre de los Balcanes que se celebra este jueves en Sofía. Para afinar la estrategia destinada a salvar el pacto nuclear, el colegio de comisarios discutió por la mañana en Bruselas un boceto de los posibles remedios comunitarios. El presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, han comenzado a concretarlos este miércoles, en particular la protección a las empresas europeas que inviertan en Irán y que puedan verse perjudicadas por las sanciones extraterritoriales que aplicará Washington tras su alejamiento del pacto.

Medidas limitadas

Pero el caso de Total, la empresa europea con más visibilidad en Irán tras el levantamiento de las sanciones en 2015, evidencia la dificultad de este ejercicio. La petrolera ha anunciado este miércoles que puede verse obligada a abandonar un gran campo de gas en el gigante de Oriente Próximo como consecuencia del castigo estadounidense. “Nuestros medios están ahí. Los utilizaremos, pero son limitados”, admitió Juncker en conferencia de prensa desde Bruselas esta mañana. A su lado, el secretario general de la ONU, António Guterres, añadió: “Solo puedo expresar mi deseo de que las medidas europeas tengan éxito”. Naciones Unidas avaló el pacto nuclear con Irán, firmado por los miembros del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) junto a Alemania y la UE.

Más apremiante aún que el capítulo iraní resulta la guerra comercial entre Washington y Bruselas, que puede reactivarse en dos semanas. El próximo 1 de junio vence la exención temporal que concedió Trump a Europa para seguir vendiendo acero y aluminio sin la penalización anunciada (25% y 10% respectivamente). “También aquí, la unidad es nuestra principal fuerza”, ha advertido el líder del Consejo Europeo, consciente de que la mayor exposición de Alemania a este castigo comercial agrieta la postura común de Bruselas. (Lucía Abellán / El País)

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