jueves, 24 de mayo de 2018

mayo 24, 2018
PUNGGYE-RI, Corea del Norte, 24 de mayo de 2018.- Con la presencia de un grupo de periodistas extranjeros, Corea del Norte ha demolido este jueves su silo nuclear de Punggye-ri, donde ha llevado a cabo sus seis pruebas atómicas desde 2006. Según informa la agencia Yonhap, el régimen del joven dictador Kim Jong-un ha dinamitado con una serie de explosiones controladas los túneles de este complejo subterráneo y otras instalaciones, como sus barracones, torres de vigilancia y oficinas.

La primera voladura, que tuvo lugar a las once de la mañana, enterró el túnel número 2 del portal norte de Punggye-ri. Después, a las 14:17, fueron destruidos otros dos túneles, así como los barracones y otros edificios de este complejo. Finalmente, hubo una última explosión a las 16:17, pero la información difundida por Yonhap no aclara si el túnel número 1 ha sido también demolido.

El régimen del joven dictador Kim Jong-un ha dinamitado con una serie de explosiones controladas los túneles del complejo subterráneo.

Esta clausura del silo nuclear norcoreano era una promesa de Kim Jong-un dentro del deshielo que ha iniciado con el Sur y con Estados Unidos, con cuyo presidente, Donald Trump, tiene previsto reunirse el próximo 12 de junio en Singapur. A pesar del carácter histórico de dicha cumbre, la primera entre dirigentes en activo de ambos países, en los últimos días han surgido dudas sobre su celebración, que Corea del Sur intenta despejar para seguir avanzando en la distensión con el régimen de Pyongyang.

Por ese motivo, el Gobierno de Seúl se ha apresurado a congratularse por la voladura del centro de pruebas atómicas de Punggye-ri. «Esperamos que sirva como una oportunidad para que la completa desnuclearización siga adelante», señaló el portavoz del Ministerio de Exteriores, Noh Kyu-duk, según recoge Yonhap.

Con el desmantelamiento de Punggye-ri, Corea del Norte presiona a Estados Unidos para seguir con el deshielo y que le levante parte de las sanciones que asfixian su economía. Para demostrar su transparencia, el hermético régimen de Kim Jong-un ha permitido la presencia de un grupo de periodistas de EE.UU., el Reino Unido, China, Rusia y Corea del Sur, estos últimos admitidos en el último momento.

Aunque algunos sismólogos chinos creen que el silo nuclear está inservible porque sus túneles se derrumbaron tras la última prueba atómica en septiembre, el portal especializado 38North asegura que podía albergar más ensayos. Para ello, se basaba en imágenes tomadas recientemente por satélite, que habían detectado nuevas excavaciones de túneles listos para ser usados. A tenor de otros expertos, Pyongyang ha desarrollado ya su programa nuclear hasta tal punto que no necesita más pruebas atómicas.

Enclavado entre montañas de mil metros de altura en Kilju, en la provincia de Hamgyong del Norte, el silo de Punggye-ri era una de las bases de operaciones más importantes del programa nuclear norcoreano junto al reactor de Yongbyon. Gracias a la roca granítica bajo el Monte Mantap, el complejo ha aguantado seis explosiones nucleares, algunas de las cuales han provocado hasta terremotos que se han sentido incluso en la vecina China. Es el caso de la última prueba, que fue ocho veces más potente que la bomba atómica de Hiroshima y provocó corrimientos de tierra en la montaña.

Esta clausura recuerda a la voladura en 2008 de la torre del reactor de Yongbyon, acordada en las negociaciones a seis bandas de Pekín para lograr la renuncia de Corea del Norte a su programa de armas atómicas a cambio de ayuda humanitaria, petróleo y reconocimiento diplomático. Pero ni siquiera aquella demolición, que fue también cubierta por un grupo de periodistas internacionales, sirvió para que el acuerdo saliera adelante por las dificultades de la comunidad internacional para comprobar la verificación de la desnuclearización norcoreana. En medio del tira y afloja entre Washington y Pyongyang para la cumbre de Trump y Kim Jong-un en Singapur el 12 de junio, la sombra de aquella demolición inútil de Yongbyon planea ahora sobre el silo nuclear de Punggye-ri. (Pablo M. Díez / ABC)

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