martes, 17 de abril de 2018

abril 17, 2018
PARÍS, Francia, 17 de abril de 2018.- La prensa francesa lo llama “el hombre de las tres caras”: la suya de nacimiento, la que recibió tras un primer trasplante en 2010 y, ahora, la tercera, fruto de una nueva intervención que ha convertido al francés Jérôme Hamon en el primer paciente del mundo que se somete a un doble trasplante integral de rostro. Pero lo más increíble quizás es que todavía le queden ganas de bromear. “He rejuvenecido 20 años”, celebró Hamon durante su presentación ante un grupo de medios franceses, que han revelado este martes su historia. No es vanidad, sino valentía, la de este francés de 43 años que asegura haber asumido plenamente su nueva identidad, una vez más.

Las tres caras de Jérôme Hamon.(CNN)

La inédita intervención, que se prolongó durante 16 horas, fue realizada en enero en el hospital Georges Pompidou de París por el especialista Laurent Lantieri, el mismo médico que ya le practicó el primer trasplante en 2010.

Según el centro sanitario, la operación abre nuevas posibilidades en este campo. “Por primera vez en el mundo, (esta intervención) demuestra que en el campo de los trasplantes vascularizados compuestos (cara y manos) es posible un retrasplante en caso de rechazo crónico”, dijo el hospital en un comunicado.

El especialista Laurent Lantieri (D) realizó el segundo trasplante de cara a Jérôme Hamon (centro). (PHILIPPE LOPEZ / AFP)

Hamon sufre neurofibromatosis 1, también conocida como enfermedad de von Recklinghausen, un mal genético que deformó su cara hasta tal punto que los médicos consideraron necesario someterle a un trasplante integral de rostro en 2010.

Una operación que tuvo éxito y que Hamon contó en un libro publicado en 2015. Sin embargo, poco después, un médico le prescribió un antibiótico para tratarle un resfriado que resultó ser incompatible con su tratamiento inmunodepresor. En 2016, Hamon comenzó a mostrar síntomas de rechazo crónico y su cara empezó a degradarse. Un año más tarde, tuvo que ser hospitalizado y en noviembre pasado, en vista de que la cara trasplantada presentaba ya zonas de necrosis, los médicos decidieron quitarle el trasplante. Hamon permaneció dos meses sin rostro y en cuidados intensivos en el hospital de París hasta que, a mediados de enero, surgió un donante, un joven de 22 años fallecido a varios centenares de kilómetros de París, y Lantieri decidió rápidamente realizar la intervención. “No podíamos dejarle sin cara”, contó a Le Parisien.

Si la operación fue larga —comenzó al mediodía de un lunes y terminó al amanecer del martes—, la recuperación no lo ha sido menos. Ni más fácil. Tres meses más tarde, Hamon todavía tiene la cara prácticamente paralizada —los médicos dicen que podrá gesticular poco a poco en un par de meses— y sigue bajo un fuerte tratamiento inmunodepresor para evitar un nuevo rechazo. Ha perdido mucho peso y, entre otros, sufrió una infección vírica.

Aun así, el paciente pudo realizar la primera salida del hospital, una rápida visita en ambulancia a su casa en Bretaña, la semana pasada. “Fue toda una expedición, me hizo feliz, aunque fue extremadamente cansado”, relató. Unas palabras que demuestran lo excepcional no solo del caso, sino del paciente, según los médicos que lo han tratado.

“Todo el equipo de reanimación está atónito ante el valor de Jérôme, su voluntad, por la fuerza de su carácter en una situación trágica”, contó el anestesista Bernard Cholley, según la Agencia France Presse. “Jamás se quejó. Incluso estaba más bien de buen humor”, recordó. Tampoco se le han quitado las ganas de vivir, aunque tenga que pasar una vez más por el duro trago psicológico de asumir una nueva “identidad”. “Este trasplante plantea, ciertamente, la cuestión de la identidad”, reconoció a los medios, ante los que habló con gran dificultad pero con fuerza. “Pero considero que mi verdadero rostro es el que yo acepte, es lo que me digo cuando me miro al espejo. Ese soy yo, es Jérôme”, explicó. Y en referencia a que le dobla la edad a su donante, no pudo evitar una pequeña broma. “Lo gracioso es que me dicen que he rejuvenecido”. (Silvia Ayuso / El País)

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