miércoles, 7 de marzo de 2018

marzo 07, 2018
LONDRES, 7 de marzo de 2018.- El ex espía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia fueron posiblemente intoxicados en la localidad británica de Salisbury con gas nervioso, según reveló The Guardian citando fuentes de la investigación abierta por la unidad antiterrorista de Scotland Yard.

La Policía británica no ha confirmado aún esta versión y no ha especificado si el agente nervioso podría ser gas sarín o VX, los dos variantes más comunes y clasificadas como armas de destrucción masiva por la Convención sobre Armas Químicas de la ONU.

Skripal al ser arrestado en 2004 por agentes de seguridad rusos. (Sky)

Al término de la reunión del Gabinete de emergencia Cobra celebrado este miércoles, la secretaria de Interior Amber Rudd reveló que los investigadores habían identificado la sustancia tóxica, analizada por expertos en armas químicas de Porton Down, en el condado de Wiltshire. Rudd evitó hacer más declaraciones sobre la naturaleza de la sustancia o sobre la supuesta autoría del envenenamiento.

Sergei Skipral, de 66 años, fue encontrado el domingo pasado junto a su hija Yulia, de 33, en un banco junto a un centro comercial en la localidad británica de Salisbury. Los dos estaban semiparalizados y con síntomas de una grave intoxicación.

Padre e hija permanecen ingresados en estado crítico mientras avanza la investigación del incidente, que tiene "los ecos del caso Litvinenko", en palabras del secretario de Exteriores Boris Johnson, que ha acusado al Kremlin de ser "una fuerza maligna y disruptiva".

Un posible "crimen de Estado"

La Policía ha incorporado a la investigación las muertes de la esposa de Skripal (fallecida en el 2012 por un cáncer de útero) y de su hijo Alexander, hace tan sólo unos meses, en condiciones misteriosas mientras visitaba San Petersburgo. Su hija Yulia, que vive en Rusia, había acudido a visitar a su padre en Salisbury para consolarle en la fecha del cumpleaños de su hijo fallecido.

Sergei Skripal fue coronel del ejército ruso y ejerció durante años como agente doble, colaborando con los servicios secretos británicos. En el 2006 (el mismo año de la muerte de Alexander Litvinienko, envenenado con polonio radiactivo), fue sentenciado en Moscú a 13 años de cárcel por "espionaje y alta traición".

En 2010 se benefició en una amnistía y fue canjeado en un intercambio de espías a tres bandas entre Londres, Moscú y Washington. Desde entonces vivía en la ciudad de Salisbury con una nueva identidad y bajo el estatus de refugiado. Recientemente, tras la muerte de su hijo, había expresado la preocupación por su propia seguridad.

La Policía británica baraja varias hipótesis, desde una posible venganza personal a un "crimen de Estado" por sus pasados servicios y ante la sospecha de que seguía colaborando con el MI5 británico. (Carlos Fresneda / El Mundo)

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