miércoles, 28 de febrero de 2018

febrero 28, 2018
Pedro Echeverría V.

1. Cualquier persona puede hablar de política y de lo que quiera, aunque todos los seres humanos lo hacemos indiscutiblemente a través de nuestra ideología. Que nadie se atreva a pensar o decir que no tiene ideología, que es independiente, neutral e imparcial. ¿Puede olvidarse que sus padres, sus maestros, la iglesia, sus vecinos y sus amigos le impusieron una ideología, un pensar? Intelectuales como Vargas Llosa, García Márquez, Octavio Paz, Carlos Fuentes, no sólo tenían una ideología y defendían grandes intereses a través de su pensamiento, sino que al mismo tiempo con sus obras encabezaban una corriente de pensamiento mundial. Por ello, cuando el primero llama a no votar por el candidato López Obrador en México, sus palabras pesan en el mundo en un sector.


2. No es que el vecino o la vendedora del mercado conozca a Vargas Llosa y sus palabras puedan influir en los proletarios que ni siquiera tienen una idea de esas personalidades; pero esas declaraciones tienen fuerza entre los empresarios, los altos políticos y los medios de información que son lo que orientan de diferentes formas el rumbo de los votos del pueblo.  La realidad es que Vargas Llosa es un jefe derechista con total influencia en el PAN, el PRI, los empresarios, los medios de información, en la iglesia y cuenta con sus voceros en México que son Enrique Krauze, Jorge Castañeda, Aguilar Camín, Ciro Gómez, López Dóriga, Felipe Calderón, Vicente Fox y decenas de comentaristas al servicio del PRI, del PAN y de la mayoría de los partidos y medios.

3. Lo mejor sería que los especialistas en un campo, si son ignorantes en política y otras cosas, sería honesto que lo reconozcan. Una vez tocó Mario Vargas Llosa la flauta en México al calificar al PRI  y sus gobiernos como “dictadura perfecta” siguiendo las ideas de algunos investigadores europeos que repetían no poderse explicar los métodos de control de que se había valido el PRI para gobernar más de sesenta años continuos alejando los golpes de Estado y garantizando una paz al parecer sepulcral. Esta frase le dio identidad al novelista de derecha; sin embargo al poco tiempo fue zarandeado en Perú en elecciones presidenciales siendo candidato, cubriéndose de lodo y vergüenza. Desde entonces se hizo “español” sin dejar de pertenecer al proyanquismo.

4. Vargas Llosa perteneció a lo que en los sesenta se conoció como los escritores del Boom Latinoamericano (García Márquez, Julio Cortázar, Vargas Llosa y Carlos Fuentes al distribuirse en Europa ampliamente sus obras. Su obra es extensa, tan grande, que lo llevó a obtener el Premio Nobel de Literatura en 2010. Novelas como: La ciudad de los perros (1962), La casa verde (1965) y Conversación en la catedral (1969) le dieron fama, así como, Pantaleón y las visitadoras (1973), La fiesta del chivo (2000) han sido adaptadas al cine. Continúa escribiendo prolíficamente en géneros literarios, incluyendo la crítica literaria y el periodismo. Desde que inició su carrera literaria en 1958 reside en Europa (entre España, Gran Bretaña, Suiza y Francia) la mayor parte del tiempo, de modo que en su obra se percibe también con toda la influencia europea.

5. Vargas Llosa, como dije antes, fue candidato presidencial de la derecha peruana en 1990 (El Frente Democrático) y fue obligado a retirarse de la campaña derrotado por “el chino” Fujimori que a los pocos años se hizo dictador del Perú, desfalcó el presupuesto público y se fue a la cárcel. Sus declaraciones contra López Obrador han comenzado a difundirse ampliamente en los medios de información porque Vargas Llosa es jefe de un equipo de derecha –al servicio de los gobiernos yanquis- con muchas conexiones internacionales. Muerto Octavio Paz, su representante en México es el multicitado Enrique Krauze, acompañado por Jorge Castañeda y Felipe Calderón, la derecha panista en su más alto nivel. (28/II/18)

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