martes, 9 de enero de 2018

enero 09, 2018
Pedro Echeverría V.

1. Es tanta la desconfianza a gobernantes, empresarios y al gobierno yanqui, que buena parte del pueblo mexicano dice que López Obrador (AMLO) ganará los comicios en julio de 2018, pero como sucedió en 2006 y 2012, de manera obligada, lo defraudarán por los muchos cambios “radicales” que ha prometido realizar. Esta es su última oportunidad, por ello ha dicho de manera reiterada: “obtiene la Presidencia y el Palacio Nacional o se va a su rancho en Palenque, cercano a los monumentos arquitectónicos mayas. Lo que se observa es que es el único candidato con mítines y actos masivos en todos lados, antecedidos por más de 15 años de trabajo político; pero también se sabe que la clase política dominante nunca ha perdido o dejado ir una.

2. En sus recientes declaraciones ha resumido cuatro promesas: a) Que no usará la residencia oficial de Los Pinos, lugar donde han vivido los presidentes y sus familias desde que el presidente Lázaro Cárdenas  la ocupó en 1934 (es una lujosa residencia/casa de campo) AMLO ha dicho que la integrará al Bosque de Chapultepec, cerca del Museo de Antropología, el Castillo y el Auditorio. b) Que no usará el llamado Estado Mayor Presidencial ni tampoco al personal militar. Esta institución se ha dedicado a cuidar y auxiliar al presidente en todas sus giras, lo mismo hace con otros altos funcionarios. Se calcula que pueden ser 100 o doscientos altos jefes entrenados para todo. Es una poderosa fuerza de acompañamientos.

3. Ha planteado López Obrador c) que su salario será menor  a la mitad del salario actual del Presidente. (Si cobra 600 mil pesos al mes, pues será de 200 mil) No estaría mal, pero mejor que todos los altos funcionarios no superaran los 100 mil pesos al mes. La población apoyaría una reducción de los altos salarios a 100 mil, para que el salario mínimo se ubique a 20,000 (veinte mil) al mes y d) Que se venderá el avión presidencial que costó 7 mil quinientos millones de pesos y que en twitter se lo ha ofrecido al presidente Trump. Piensa usar ese dinero para crear fuentes de trabajo que es lo más urgente. Sin embargo, la clase política y empresarial dominante ¿permitirá instrumentar  estas medidas tan sencillas que a nadie lesiona?

4. López Obrador señala permanentemente que son tantos miles de millones de pesos de la corrupción, que bastaría con frenarla para poner a México de pie. Pero AMLO parece que todavía está pensando cómo obligar a la “iniciativa privada”, a los poderosos empresarios, sean banqueros, industriales o grandes comerciantes, a contribuir en serio a poner en marcha las políticas de inversión para multiplicar el empleo y la producción. La prensa cada año publica que bancos y grandes empresas obtienen cada año millones de pesos en ganancias y también se publica que son precisamente esos grandes negocios los que no pagan impuestos o sólo entregan una cantidad risible, tal como durante décadas lo ha hecho Televisa.

5. Si se formara un gran movimiento de masas para presionar  a López Obrador estando en la Presidencia, para que no se acobarde frente a las amenazas de los poderosos, ahora sí de manera pacífica se lograrían cambios importantes. Empresarios poderosos, pero inteligentes como Slim, seguramente entenderían que para que el país salga de su profunda crisis es urgente cambiar el autoritarismo y el despotismo con un nuevo trato que tenga como base la lucha profunda contra la corrupción y el aumento de ingresos y plazas de trabajo para el pueblo. Si asume AMLO la Presidencia y no se cuenta con una gran fuerza en las calles, se lo comerán fácilmente por la clase dominante o lo obligarán a renunciar. (9/I/18)

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