martes, 16 de enero de 2018

enero 16, 2018
SANTIAGO DE CHILE, 16 de enero de 2018.- En el país de la América Latina católica donde la Iglesia ha perdido mucha credibilidad y que está atravesado por las protestas, Francisco decide comenzar pidiendo perdón. Frente al escándalo provocado por el caso del padre Fernando Karadima, carismático e influyente sacerdote reconocido culpable por la Santa Sede de haber abuso de menores en 2011, y de otros casos ocurridos en Chile, el Papa Bergoglio afirma sentir “dolor y vergüenza” por “el daño irreparable” que los abusos han provocado “en los niños”. Desde el año 2000 hasta hoy en el país, según los datos difundidos por BishopAccountability.org alrededor de 89 sacerdotes católicos han sido acusados de abusos a menores. 

La fuerte solicitud de perdón por parte del Pontífice, además de reconocer la responsabilidad por la incapacidad de la Iglesia de tutelar a los más pequeños, es un modo de buscar calmar el clima en vista de la visita, dado que el padre Karadima ha sido el formador de muchos sacerdotes y algunos de éstos, cercanos a él, se han convertido en obispos en el país: el caso más polémico es el de Juan Barros, nombrado por Francisco obispo de Osorno después de haber sido militar. Desde hace años algunos grupos de feligreses le reprochan su cercanía a Karadima.
 
El Papa Francisco en el palacio presidencial de La Moneda. (Reuters)

Luego de su encuentro con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático acreditado, el Papa Francisco se reunió de forma privada con la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet. (ACIprensa / @mbachelet)

Frente al palacio presidencial de la Moneda, ideado por el arquitecto italiano Gioacchino Toesca, un edificio que toma su nombre porque durante la época colonial albergaba la casa de moneda, Bergoglio ha sido recibido por la presidenta saliente de Chile, Michelle Bachelet Jeria, hija de un general de la aviación encarcelado y asesinado tras el golpe de Pinochet el 11 de septiembre de 1973. El Papa ha atravesado los dos grandes patios internos donde le esperaban las autoridades, el cuerpo diplomático y los representantes del mundo civil y de la cultura. 

En su discurso de bienvenida Bachelet, visiblemente emocionada, ha dicho: “Santidad, le recibimos con afecto y esperanza. Sus palabras fomentan la solidaridad y la esperanza, y nos ayudan a combatir la ignorancia y el egoísmo. Estamos orgullosos de tenerle con nosotros”. La presidenta ha recordado la visita hace 30 años de Juan Pablo II, en la que el papa polaco “conoció un país herido al que le faltaba la libertad. Es bonito poder decir que el Chile de ahora es otro, diferentes caminos nos han llevado a encontrar este desarrollo, a hacer fuerte la democracia, mirando a los ciudadanos como personas y no como consumidores, como usted nos ha enseñado. En estos 30 años hemos pasado del dolor a la esperanza, del miedo a la confianza”. 

Bachelet ha nombrado los desafíos de hoy en Chile: tutelar a las familias, crear puestos de trabajo y respetar el medio ambiente a la luz de Laudato sì. “Sabemos que tenemos una deuda hacia la sociedad y que debemos unirnos para derrotar las desigualdades. Necesitamos también cerrar nuestra deuda con el pueblo Mapuche –ha añadido--, nos avergonzamos de la vulnerabilidad que sufre nuestra infancia, también con ellos tenemos una deuda”. “No podemos olvidar que fue la mediación de un papa la que evitó la guerra y no olvidamos a los miembros de la Iglesia católica que han dado su vida por aquellos que eran perseguidos en el país”. 

Tomando la palabra, Francisco ha recordado que Chile “se ha distinguido en las últimas décadas por el desarrollo de una democracia que le ha permitido un notable progreso”. Ha observado que las recientes elecciones políticas, las cuales han llevado a la designación del nuevo presidente, Sebastián Piñera Echenique, han sido “una manifestación de solidez y madurez cívica” que es aún más significativa dado que precisamente este año se celebran 200 años de la declaración de independencia. El Papa recuerda, aludiendo a la dictadura sin nombrarla, que “el pueblo chileno ha debido afrontar distintos periodos turbulentos consiguiendo sin embargo –no sin dolor-- superarlos”. Francisco ha recordado después que la paz y los derechos no están nunca por descontados y que “cada generación ha de hacer suyas las luchas y los logros de las generaciones pasadas y llevarlas a metas más altas aún. El bien –ha explicado-- como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez; han de ser conquistados cada día”. 

Bergoglio ha invitado a no olvidar que en Chile, a pesar de sus conquistas económicas y sociales, “muchos hermanos nuestros sufren situaciones de injusticia que nos reclaman a todos”. Esto es por tanto lo que tenemos que hacer: “seguir trabajando para que la democracia y el sueño de sus mayores, más allá de sus aspectos formales, sea de verdad lugar de encuentro para todos. Que sea un lugar en el que todos, sin excepción, se sientan convocados a construir casa, familia y nación. 

Un Chile “generoso y acogedor”, con el pueblo y las autoridades políticas capaces “de escuchar”. “Tal capacidad de escucha –ha continuado-- adquiere gran valor en esta nación donde su pluralidad étnica, cultural e histórica exige ser custodiada de todo intento de parcialización o supremacía y que pone en juego la capacidad que tengamos para deponer dogmatismos exclusivistas en una sana apertura al bien común”. Es indispensable escuchar, “escuchar a los parados, que no pueden sustentar el presente y menos el futuro de sus familias”. Escuchar “a los pueblos originarios, frecuentemente olvidados y cuyos derechos necesitan ser atendidos y su cultura cuidada, para que no se pierda parte de la identidad y riqueza de esta nación”. Es necesario “escuchar a los jóvenes, en su afán de tener más oportunidades, especialmente en el plano educativo y, así, sentirse protagonistas del Chile que sueñan, protegiéndolos activamente del flagelo de la droga que les cobra lo mejor de sus vidas”.

Francisco ha pedido también “escuchar a los niños que se asoman al mundo con sus ojos llenos de asombro e inocencia y esperan de nosotros respuestas reales para un futuro de dignidad. Y aquí –ha dicho pronunciando bien cada palabra con el rostro serio-- no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que no se vuelva a repetir”. 

Finalmente, Bergoglio ha invitado a prestar “una preferencial atención a nuestra casa común”, fomentando “una cultura que sepa cuidar la tierra” sin conformarse con “ofrecer respuestas puntuales a los graves problemas ecológicos y ambientales que se presentan”; pero también se requiere la audacia de ofrecer “una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático”.

Tras el encuentro, Francisco se ha reunido de forma privada con la presidenta Bachelet en el Salón Azul de la Moneda. (Andrea Tornielli / Vatican Insider)

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