viernes, 22 de septiembre de 2017

septiembre 22, 2017
Pedro Echeverría V.

1. En México y en el mundo necesitamos a muchos revolucionarios que se encarguen de transformar económica, política e ideológicamente, de manera radical  el país. Aunque por la línea familiar casi nunca surja nada que dé continuidad, hay que continuar en todos los campos para despertar y convencer al pueblo de que esta situación de explotación, opresión y desigualdad no puede continuar. Son siglos de dominio de los poquitos, de un puñado de hijos de puta contra los pueblos. ¿Cuánto más y cuántos más, tendremos que esperar, luchar para enterrar este estado de cosas que se parece alejar porque los explotadores tienen más mañas y más fuerza?

2. Quizá ninguno de los líderes políticos o luchadores sociales de izquierda  de los años sesenta a ochenta, llegó a las luchas sociales por herencia de sus padres. Se enrolaron en las organizaciones a partir de influencias externas (la revolución cubana, la revolución rusa  y antimperialismo) y una situación nacional de injusticia contra la población mayoritaria que siempre agudizó la desigualdad social. Pero si aquellos luchadores no surgieron por herencia de sus padres, tampoco sus hijos han heredado el descontento y las luchas políticas y sociales de sus padres. Quiero decir que no ha habido continuidad de lucha anticapitalista en la línea familiar.

3. Estuve revisando las biografías de estos personajes que fueron las figuras más altas  de lo que se podría llamar “la izquierda” de la Revolución Mexicana: Emiliano Zapata, Francisco Villa y Ricardo Flores Magón –los líderes más valiosos de la revolución mexicana, incluyendo al sobresaliente Antonio Díaz Soto y Gama- y me encuentro que tuvieron muchos hijos, pero ninguno de ellos de la talla revolucionaria de sus padres. Zapata por ejemplo tuvo 15 hijos con nueve mujeres; Villa 27 hijos con 18 esposas;  Soto y Gama 12 hijos con la misma mujer y Flores Magón (el luchador anarquista) no parece haberse casado ni tenido hijos.

4. Al parecer todos los hijos de esos revolucionarios fueron progresistas, acompañaron algunos a sus padres en sus batallas;  pero ninguno ocupó luego un lugar destacado a pasar de que esos tres revolucionarios fueron vilmente asesinados por la burguesía gobernante: A Zapata en 1919 por orden del presidente Carranza; a Flores Magón en 1922 en EEUU por órdenes del presidente Obregón y a Villa en 1923 por órdenes del mismo presidente Obregón. Aunque también esos dos presidentes asesinos luego fueron asesinados, no fue ninguno de los hijos de Zapara, Villa o Soto Gama los que intervinieron en sus muertes.

5. Luego en los años 30 y 40 nacerían otros que se integrarán en las luchas sociales y militancias políticas de izquierda. No se conoce que los izquierdistas más notables, que los líderes sociales y muchos que fueron encarcelados, hayan tenido padres que les hayan heredado ejemplos de entrega política. Pareciera que las décadas son muy distintas desde todos los puntos de vista e impiden la continuidad. Parece que las herencias hoy van más hacia la academia; sin embargo los cambios en las universidades no han sido notables quizá por la enorme capacidad de absorción de las autoridades educativas y universitarias.

6. Se ha escrito que en los recientes 30 años el capitalismo se transformó de manera radical. Dicen: ya no existe  lo que sabíamos y no comprendemos bien lo que acaba de llegar. Me dicen algunos izquierdistas que parece que vacunamos a nuestros hijos con nuestras prácticas fracasadas. Pero cuando hago cuentas de los hijos de cincuenta de mis amigos izquierdistas más cercanos que no tuvimos herencia izquierdista de nuestros padres, me encuentro que tampoco nosotros dejamos herencia. Obviamente los grandes empresarios,  gobiernos burgueses y partidos (PRI, PAN, PRD) sí tienen a sus hijitos gozando (así se le llama) de dinero y poder. ¿Qué pasó? (22/IX/17)

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