jueves, 24 de agosto de 2017

agosto 24, 2017
CARACAS, Venezuela, 24 de agosto- El Congreso Nacional de Brasil tramita una polémica medida, con la aprobación del Gobierno del presidente de facto Michel Temer, que pretende reducir el área de máxima protección de la selva de Jamanxim, en el estado de Pará, al norte del país. Organizaciones ecologistas consideran que con esta medida Temer está pagando a los diputados con intereses en el sector agropecuario su ayuda para archivar la denuncia que pesaba contra él por corrupción.

La propuesta pretende dejar de tratar como Floresta Nacional (el nivel máximo de protección) 349,000 hectáreas de bosque, que serán clasificadas como áreas de protección ambiental, la categoría más flexible, que permite acciones como la compraventa de tierras, cultivos y actividades mineras.

Los terrenos afectados por este cambio administrativo corresponden a una franja de selva próxima a la carretera BR-163, que une los estados de Mato Grosso y Pará, y que desde hace años es uno de los mayores focos de deforestación ilegal en el país suramericano.

Deforestación de la selva tropical en el estado de Pará. (Reuters)

El ministro de Medio Ambiente, José Sarney Filho, justificó la polémica medida al asegurar el viernes que el sistema actual de protección de la Amazonía no funciona y debe ser revisado.

"La intención fue excelente: hacer un mosaico de unidades de conservación, de protección con áreas indígenas, con áreas de protección ambiental, con floras y parques; y no funcionó", aseguró en referencia a los diversos niveles de resguardo ambiental que tiene el Gobierno.

Organizaciones como Greenpeace, WWF y el Instituto Socioambiental calificaron la medida como moneda de cambio del Gobierno de Temer hacia los diputados que defienden los intereses del sector agropecuario y que ayudaron al presidente de facto a archivar la denuncia que pesaba contra él por corrupción pasiva en la Cámara de Diputados.

Ante esto, el ministro de Medio Ambiente rechazó las acusaciones de las entidades ecologistas y aseguró que lo que propone el Gobierno de facto es tener en cuenta a las propiedades productivas que ya existían en esa zona antes de que se creara el parque nacional.

Entre agosto de 2015 y julio de 2016, Brasil perdió casi 8,000 kilómetros cuadrados de selva, un 30 por ciento más respecto al periodo anterior, debido a la deforestación, según datos oficiales. (Telesur)

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