martes, 4 de julio de 2017

julio 04, 2017
WASHINGTON D.C. / PEKÍN, 4 de julio de 2017.- Corea del Norte ha anunciado este martes que el último misil que ha lanzado tiene un alcance intercontinental. Se trata de un Hwasong-14 que alcanzó una altura de 2,802 metros y voló durante 39 minutos, según ha indicado el régimen en un anuncio televisado, en el que ha mostrado la orden de lanzamiento escrita por el Líder Supremo del país, Kim Jong-un.

"Kim Jong-un supervisó personalmente el lanzamiento y declaró su brillante éxito ante el mundo", indicó una presentadora en la retransmisión especial, acompañada de imágenes del lanzamiento del cohete. Corea del Norte "tiene un misil intercontinental muy poderoso que puede llegar a cualquier parte del mundo", declaró.

El misil fue lanzado en torno a las 09.40 hora surcoreana en dirección al Mar de Japón y cayó a menos de 200 kilómetros del archipiélago. La prueba se efectuó desde la base aérea de Panghyon, donde el 2 de febrero el Ejército norcoreano estrenó el Pukguksong-2, también conocido como KN-15, con un alcance de 3.000 kilómetros. Según las autoridades surcoreanas, recorrió más de 930 kilómetros, una distancia significativamente mayor a la de otros disparos realizados anteriormente. El Ministerio de Defensa nipón calculó que su altura había "excedido ampliamente" los 2.500 kilómetros.

Los expertos están de acuerdo en que, a la vista de los datos, el proyectil es un cohete intercontinental.“Si los informes son correctos, este mismo misil podría alcanzar un recorrido máximo de unos 6.700 kilómetros en una trayectoria estándar”, ha apuntado David Wright, de la Union of Concerned Scientists. Ese recorrido, apunta, “le permitiría llegar a toda Alaska”. No podría, en cambio, alcanzar Hawai o los 48 estados de la gran masa continental estadounidense.


Lanzamiento del misil visto desde Seúl, Corea del Sur

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Kim Jong-un sonriente ante el lanzamiento. (AP)

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Lanzamiento del cohete visto desde Tokio, Japón

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El nuevo ensayo balístico ha suscitado una escalada en la tensión. El lanzamiento desató este lunes la ira de Donald Trump. Nada más conocerse la prueba, el presidente de Estados Unidos echó mano a Twitter y se dirigió a Kim Jong-un, en estos términos: “¿No tiene este tipo nada mejor que hacer con su vida? Difícil creer que Corea del Sur y Japón vayan a aguantar mucho más. Quizá China haga un movimiento de peso en Corea del Norte y ponga fin a este sinsentido para siempre”.

El Ejército estadounidense aseguró que se trata de un misil de medio alcance, pero el presidente surcoreano, Moon Jae-in, explicó durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad Nacional que existe la posibilidad de que el cohete tuviera un alcance intercontinental, el gran objetivo que se ha marcado el régimen norcoreano este año.

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, calificó esta última prueba de "inaceptable" y estimó que "claramente muestra que la amenaza (norcoreana) se está acrecentando", informa Efe.

El viernes pasado Trump afirmó que la paciencia con Corea del Norte “había tocado a su fin”. “Nos enfrentamos a la amenaza de un implacable y brutal régimen, cuyo programa balístico y nuclear requiere una respuesta firme. Nuestro país busca la paz y la prosperidad, pero siempre nos defenderemos y defenderemos a nuestros aliados”, proclamó Trump en un discurso en la Casa Blanca, acompañado por su homólogo de Corea del Sur, Moon Jae-in. Ambos, sin embargo, dejaron abierta la puerta al diálogo con el régimen norcoreano si se cumplen ciertas condiciones, algo por lo que ha abogado el nuevo presidente surcoreano desde que llegó al poder.

Pyongyang ha entrado en rumbo de colisión con Washington. El régimen lleva 20 años perfeccionando su arsenal para lograr un misil intercontinental que alcance a Estados Unidos. En este tiempo ha logrado desarrollar una bomba atómica de dos kilotones (el doble que Hiroshima) y en su radio balístico ya entran Corea del Sur y Japón. El mes pasado probó con éxito un motor que le permitiría lanzar misiles intercontinentales, según Estados Unidos.

Ante el fracaso de la ONU, la Casa Blanca ha apostado por desplegar su poderío naval y presionar a China, que absorbe el 90% del comercio norcoreano, para que frene a Corea del Norte. Pekín, de momento, no ha respondido positivamente. Esta semana, en el G-20 de Hamburgo ambos presidentes tienen prevista una reunión para tratar este explosivo asunto.

El lanzamiento coincide además con el aumento de las fisuras entre Washington y Pekín por el programa de armamento norcoreano. Tras el encuentro del pasado abril entre Trump y su homólogo chino, Xi Jinping, el presidente estadounidense optó por rebajar el tono con China en asuntos espinosos como el comercio bilateral a cambio de instarle a presionar a Pyongyang.

Pero en las últimas semanas, los tuits del presidente y varias acciones tomadas por la administración estadounidense dan señales de que a Trump se le está acabando la paciencia con Pekín. Entre estas está la imposición de sanciones a un banco chino acusado de lavar dinero procedente de Corea del Norte, la venta de un nuevo paquete de armamento a Taiwán o el envío de un barco de guerra estadounidense cerca de las islas Paracel, en el Mar de China Meridional, foco de disputas de soberanía entre Pekín y varios de sus vecinos. (J.M.A. / Macarena Vidal Liy / El País)

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