miércoles, 21 de junio de 2017

junio 21, 2017
EL CAIRO, Egipto, 21 de junio de 2017.- El autodenominado Estado Islámico ha destruido este miércoles el símbolo de Mosul, la gran mezquita de Al Nuri y el minarete contiguo de Al Hadba, han informado fuentes militares iraquíes.

En las horas previas las fuerzas de seguridad iraquíes habían lanzado una operación para tratar de liberar el monumento. Fuentes de la campaña aseguraban hallarse a 200 metros de la mezquita, ubicada en el casco antiguo de Mosul y desde la que Al Bagdadi anunció el califato a finales de junio de 2014.

El enclave era un emblema de la segunda ciudad de Irak, en manos del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) desde hace tres años. "El minarete de la mezquita fue construido en 1172. Es un icono de la ciudad que simboliza el triunfo sobre el Daesh", reconoció recientemente a EL MUNDO Omar Abdelnaser, un cineasta de Mosul que acaba de lanzar un cortometraje sobre este monumento que la movilización popular salvó de la destrucción dictada por el IS.

El minarete de Al Hadba, contiguo a la gran mezquita. (AFP)

"Nuestras fuerzas estaban avanzando en la ciudad vieja. Habíamos llegado a unos 50 metros de la mezquita de Al Nuri. El Daesh (acrónimo en árabe del IS) ha cometido un nuevo crimen histórico al detonar la mezquita y el minarete", ha declarado Abdulamir Yarallah en un comunicado.


Durante los últimos meses las escaramuzas habían permanecido a las puertas de la mezquita. Fuentes militares iraquíes indicaron a este diario que preservar el recinto, plantado en una zona densamente poblada y laberíntica, era una de las razones que explican la lentitud de la liberación, lanzada en los alrededores de la urbe el pasado octubre.

El IS, por su parte, ha acusado del destino de la mezquita a los bombardeos de la coalición internacional que lidera Estados Unidos en una escueta nota difundida por su agencia de noticias Al Amaq. El enclave se suma a una larga retahíla de monumentos destruidos en los confines del califato declarado en Siria e Irak.

Los restos de la mezquita, reducida a escombros tras la voladura de la organización yihadista.

Las fuerzas de seguridad iraquíes han divulgado a última hora de este miércoles una imagen aérea del lugar que muestra los restos de la mezquita, reducida a escombros tras la voladura de la organización yihadista. Las tropas confiaban en liberar el monumento antes del final de Ramadan, que concluye a finales de esta semana.

Asedio con 150,000 civiles

Las huestes del califato se han preparado para un asedio en el que permanecen atrapados unos 150.000 civiles. Según la ONU, la situación de los civiles -convertidos en "escudos humanos"- es desoladora, con escasa comida y sin acceso a agua potable ni instalaciones médicas.

Los extremistas, además, han prohibido la huida de los últimos civiles. En las últimas semanas francotiradores del grupo han abierto fuego contra decenas de familias que trataban de dirigirse hacia el territorio liberado a pie o a bordo de barcazas a través del Tigris. A principios de mes más de 200 vecinos del distrito de Zanjili perecieron bajo las balas cuando intentaban abrirse paso por un corredor humanitario.

Tres largos años de conflicto y el terror de ejecuciones sumarias, decapitaciones y lapidaciones han dejado un desolador paisaje en una metrópoli que antes de la llegada de los yihadistas habitaban 1,5 millones de almas. Según datos gubernamentales, 862.000 civiles han abandonado la urbe y los alrededores desde el año pasado. De ellos, 195.000 han regresado ya a los barrios del este. Cientos de miles aguardan, en cambio, un incierto regreso en campos de desplazados levantados en las inmediaciones.

Sofocar las últimas resistencias del IS en Mosul no acabará con la contienda. La organización yihadista controla aún enclaves del norte del país como Hawija o Tal Afar. "Son plazas más fáciles. Tal Afar es una ciudad con calles amplias y lleva meses asediada", señaló a este diario Al Yaburi. Los bastiones del grupo son una constante amenaza para los territorios vecinos. Hace dos semanas los extremistas consiguieron infiltrarse en Shirqat, una localidad próxima a Hawija que fue liberada por Bagdad en septiembre. "Dieciséis militantes fueron liquidados dentro del pueblo y se impuso un toque de queda", precisó un funcionario local.

Un movimiento que anticipa la reconciliación de la organización con décadas de insurgencia y el sombrío escenario que sucederá a la victoria en Mosul, con sus miembros refugiados en zonas desérticas del país. "Nuestro esfuerzo debe centrarse en las tareas de inteligencia para perseguir y cazar a estos elementos terroristas", confirma a este diario el general Yahia Rasul, portavoz del ministerio de Defensa iraquí. (Francisco Carrión / El Mundo)

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