lunes, 17 de abril de 2017

abril 17, 2017
Pedro Echeverría V.

1. Oigo media hora a Capriles con Aristegui, el candidato permanente de la derecha y del imperialismo en Venezuela. No sé si Aristegui le dio luego el mismo tiempo a un partidario del gobierno de Maduro. Pero lo que sea, ¿cómo apoyar una posición política o ideológica si no se adopta ese principio que se basa en el análisis de las clases sociales y la natural lucha entre ellas? Yo, sin otro método, siempre parto de ahí. ¿Qué clase social es la multimillonaria y domina el país y cómo viven los trabajadores del campo y la ciudad? ¿Apoya el gobierno a los más ricos –como en todos los llamados gobiernos democráticos- o busca mejorar la situación de los pobres?

2. Apenas estuve 15 días en Venezuela en 2010, pero antes –durante 10 años- me informé acerca del gobierno de Hugo Chávez y los gobiernos anteriores, leí acerca de todo lo que sucedía en Venezuela y en los hechos sólo fui a corroborar lo que ya sabía: a) que Chávez se esforzaba por servir a los pobres; b)que el boicot de los empresarios y el imperio contra la economía era grande; c) que se negociaba el dólar y en el mercado faltaban mercancías; d) que para que el pueblo proteste se guardaban las mercancías en grandes bodegas; e) que en las embajadas se hacía propaganda contra Chávez; que todos los periódicos y empresarios estaban contra él.


3. Denise Dresser comparó las protestas de Capriles con las de López Obrador; por tanto a Maduro con Peña Nieto. Ni uno ni otro porque Capriles es la derecha total y AMLO es socialdemocracia; Maduro es el “seguidor” de Chávez y Peña Nieto la derecha PRI/PAN. Capriles si llegara a presidente consolidaría en el poder a los poderosos empresarios, a los medios de información y seguiría siendo un presidente al servicio de los EEUU. López Obrador, como Chávez y Maduro, haría esfuerzos por aplicar una economía y una política al servicio del pueblo mexicano. Así que mucho cuidado, no confundir; aunque ya no se quiera hablar de clases sociales y sus luchas.

4. La bronca real es que si obtiene la Presidencia López Obrador en julio de 2018 y si presiona en serio a los empresarios y al imperio para que no sean tan explotadores y opresores, entonces surgirán en México muchos Capriles al servicio de los grandes millonarios que van a acusar a AMLO de todo lo malo. En tanto muchos de nosotros seríamos críticos buscando radicalizarlo a favor de los pobres, los sectores reaccionarios buscarían derrocarlo por dejar de ser criado y lacayo de los millonarios. AMLO jamás apoyará a la derecha, aunque muchas veces tiene que acudir a un Romo o a un Moctezuma para jugar con la política.

5. La derecha reaccionaria (empresarial o imperialista) jamás permitirá que en sus negocios les vaya mal. O ganan o ganan, por ello son capitalistas no caritativos de pobres. Así como el pintor sólo piensa en sus cuadros, el músico en sus melodías y el escritor en su obra, los capitalistas sólo piensan en el dinero contante y sonante. ¿Cómo pueden permitir que Hugo Chávez hable de construir un socialismo del siglo XXI, que esté preocupado por crear comunidades campesinas o en la ciudad, si el objetivo de los empresarios es crear riquezas, producir mercancías, llenar los mercados? Por ello Chávez sufrió un golpe de Estado en 2002, pero se repuso.

6. ¿Qué hago con mi producción?, preguntaban los industriales a las Fedecámaras: ¡Haz lo que quieras (quémala, tírala al mar, véndela en otro país) pero que no llegue al mercado! Necesitamos ahorcar al gobierno de Maduro con las protestas de la gente. ¿Sabías que están saqueando tiendas y bodegas por la gente? ¡Mejor, así se desprestigia más el gobierno! ¿Y la dolarización? Hay que recoger o comprar todos los dólares para provocar la mayor devaluación posible. Y para seguir golpeando a Maduro se está usando a la OEA, la ONU y muchos organismos al servicio del imperio. Yo digo que, a pesar de sus errores que pueden ser graves, hay que apoyar a Maduro.

7. La realidad es que veo en el boicot a Maduro por empresarios que usan a políticos como Capriles, de una Venezuela de 35 millones de habitantes, una constante de muchos países contra gobiernos que se declaran progresistas o de izquierda. La única salida es que la izquierda mantenga una movilización de masas superior para frenar ese neofascismo militante y empujar hacia la profundización de reformas en beneficio del pueblo. Así que no caigamos en la trampa del análisis pensando que todo es igual. Nada de eso: las clases sociales siguen existiendo y mientras vivan la injusticia y la desigualdad estarán presentes. (17/IV/17)

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