jueves, 13 de abril de 2017

abril 13, 2017
NUEVA YORK, 13 de abril de 2017.- La muerte de la jueza Sheila Abdus-Salaamy cuyo cuerpo fue encontrado flotando en el río Hudson el miércoles, impactó a los neoyorquinos. Nuevos detalles dados a conocer este jueves revelan que Abdus-Salaam, de 65 años, habría estado lidiando con problemas de depresión, lo cual le ha dado fuerza a la hipótesis del suicidio, que es una de las líneas de investigación que la Policía baraja para entender su muerte.

El Departamento de Policía (NYPD) no ha aclarado si la jueza dejó o no una nota de despedida que apoye la idea de un suicidio. Más bien la autoridad está esperando los resultados de la autopsia para determinar las causas de muerte. Sin embargo, una fuente de la Policía reveló que existen antecedentes de que Abdus-Salaamy atravesaba por una depresión, según reportó el Daily News

La tesis del suicidio ha tomado fuerza debido a que su cuerpo no presentaba síntomas de traumas o lesiones cuando fue encontrado, lo cual a simple vista permita atribuir su fallecimiento a un homicidio.

Sheila Abdus-Salaam, la primera mujer musulmana en desempeñase como juez en EU. (Mike Groll / AP)

Sus restos fueron encontrados alrededor de la 1:45 p.m., flotando en el río Hudson, cerca de la calle 132 y Hudson Parkway, a tan sólo una milla de su casa, según informaron fuentes policiales. El cuerpo, completamente vestido, fue reconocido por su marido después del hallazgo, en el barrio de Harlem.

La jueza Abdus-Salaam fue parte de un importante capítulo en la historia legal de Estados Unidos, al ser la primera mujer musulmana en ocupar un asiento en uno de los más altos tribunales de justicia del país, y además fue la primera afroamericana nombrada para servir en la Corte de Apelaciones del estado de Nueva York.

Quienes la conocieron recuerdan la transparencia y la responsabilidad con que realizaba su trabajo en el poder judicial. “Ella era totalmente imparcial“, dijo su amigo Pat Miller al New York Post, quien confiesa que en una oportunidad le pidió que lo ayudara con un problema legal que tenía. Sin embargo, ella se negó a usar sus conexiones para darle una mano.

“Ella me dijo que no abusaría de su poder”, recordó Miller. “Cualquiera, cualquier otro, hubiese hecho llamadas telefónicas, pero ella no lo hizo. Eso muestra cuán ‘limpia’ era ella". (El Diario de Nueva York)