jueves, 6 de abril de 2017

abril 06, 2017
ROMA / MADRID, 6 de abril de 2017.- Un páramo helado barrido por violentas tormentas de arena. Así es ahora la superficie de Marte, pero en el pasado el clima marciano era muy diferente del actual, e incluso podría haber permitido el desarrollo de formas de vida elementales. Tal cambio climático radical puede haber sido causado por las radiaciones solares, que a lo largo de milenios ha "soplado" la atmósfera de Marte. Una hipótesis que ahora se confirma con los datos de la sonda MAVEN ( Mars Atmosphere and Volatile EvolutioN), la misión de la NASA dedicada al estudio de la atmósfera de Marte. Gracias a los instrumentos de a bordo, científicos de la misión han calculado que Marte ha perdido alrededor del 65% de argón inicialmente presente en su atmósfera, un dato importante para medir también la pérdida de otros gases. El estudio, publicado en Science, proporciona la primera estimación de la cantidad de atmósfera que se ha perdido en Marte en el pasado, haciendo hincapié en cómo el viento solar ha influido en la evolución de su atmósfera.

Recreación artística de la sonda MAVEN con Marte de fondo. (NASA)

Según un equipo liderado por Bruce Jakosky, investigador de la Universidad de Colorado en Boulder (EEUU), en su pasado remoto, Marte contaba con una densa atmósfera, similar a la de la Tierra, pero compuesta en su mayoría por dióxido de carbono. Aquel manto permitió la existencia de un entorno húmedo y templado, con los océanos que creen probables otros investigadores, y su desaparición fue clave en la transición al actual entorno seco y gélido. El culpable fue el viento solar, una corriente de partículas cargadas que fluye desde la superficie del Sol y fue erosionando la atmósfera.

La sonda MAVEN permite conocer la historia de esa atmósfera volátil. Gracias a ella se supo hace dos años que cada segundo el viento solar le araña 100 gramos a la atmósfera de Marte. Una parte importante del interés de este observatorio se encuentra en su capacidad para darnos información sobre cómo evolucionaron las condiciones de habitabilidad en el planeta rojo. El último estudio dibuja un escenario en el que algún tipo de vida bacteriana pudo surgir en aquel entorno bañado en agua y cubierto por dióxido de carbono. Después, cuando el planeta se volvió más frío y seco, es posible que esos seres se retirasen paulatinamente hacia el subsuelo, aunque no descartan que puedan incluso aparecer hoy de vez en cuando en la superficie.

El lanzamiento de la sonda MAVEN, el 18 de noviembre de 2013. (NASA)

Según el estudio, los vientos solares erosionaron la atmósfera del planeta rojo. (NASA / Sonda Goddard)

El aspecto actual de Marte y el que probablemente tuvo en el pasado. (Nasa/GSFC)

Jakosky y sus colegas llegaron a sus conclusiones después de medir la cantidad de dos versiones con distinta masa del argón a diferentes altitudes en la atmósfera. El interés del argón para los científicos proviene de su naturaleza como gas noble. A diferencia de otros gases, no reacciona químicamente con otros elementos y no puede quedar secuestrado en rocas. La única manera en que desaparece es por los soplidos del viento solar.

El isótopo más ligero (Ar36) es más abundante a altitudes elevadas que el más pesado (Ar38). Por eso está más expuesto a que el viento solar lo expulse al espacio exterior. Conociendo las diferentes cantidades de los dos isótopos a distintas altitudes, y contando los distintos ritmos de desaparición de cada uno, calcularon que el 66% del argón de Marte ha desaparecido desde su formación. A partir de ese dato, estimaron qué parte del resto de la atmósfera ha acabado también barrida por el viento solar.

Una de las explicaciones que se han ofrecido para explicar la temprana pérdida de la atmósfera marciana y su cambio climático extremo es la desaparición de su campo magnético. En sus primeros millones de años de existencia, Marte contó con un núcleo de hierro, como el que aún conserva la Tierra y genera la magnetosfera, un escudo magnético que repele las partículas cargadas del viento solar. Ese escudo también dificulta que el viento solar haga mella en nuestra atmósfera y pudo cumplir esa función durante los primeros 500 millones de años marcianos. Sin embargo, según esta hipótesis, el núcleo de hierro desapareció y con él el escudo magnético. Sin esa protección, la entonces espesa atmósfera de dióxido de carbono de Marte quedó a merced del viento solar. ILa Tepúbblica / Daniel Mediavilla / El País)