martes, 11 de abril de 2017

abril 11, 2017
Pedro Echeverría V.

1. Yo digo que eso de las encuestas político/electorales son chupadas o jaladas con las que efectivamente engañan a la población. Pienso que en vez de encuestadores hay muy buenos calculadores o planeadores que desde sus oficinas dividen y subdividen estados, ciudades, pueblos e informan –según el partido o empresario que pague- quién va adelante o quién va atrás. Yo también hago cálculos políticos que me sirven para analizar, pero no son efectivos porque no tengo medios –como los televisivos- para propagar mis encuestas. Luego leo que hay que fundamentar una metodología, pero eso es muy fácil inventarlo, pues nadie la probaría.

2. La mayoría de los electores votan o se inclinan por el partido o personaje que le dicen con insistencia por la televisión y las encuestas, que va adelante. Pero cada semana o después de algún acontecimiento importante cambian los resultados de acuerdo a estrategias políticas de cada momento. Inmediatamente la gente que no piensa (porque le da flojera hacerlo) es la mejor propagandista de lo que ve por TV. Esto me hace pensar en López Obrador que al inicio de sus tres campañas siempre ha festejado y repite que va adelante, luego las encuestas informan que empieza a caer y después lo declaran perdedor “porque cometió errores”.

3. las elecciones de 2006 fueron muy evidentes: las encuestas y la TV mantuvieron a AMLO muy por encima de todos; estuvimos plenamente convencidos de que así era. ¿Qué pasó después? Que el empresariado dio la orden de que “por ningún motivo debía ganar y por ello había que bajarlo”; entonces las encuestadoras –todas de acuerdo por el dinero que recibirían- se fueron igualando hasta caer. Yo, como tonto o tarado, llegué a pensar que las encuestas eran “científicas” porque se acercaban al resultado de las elecciones; cuando debí pensar lo contrario: dado que las empresas son manejadas por los empresarios y la TV, eran las que dirigían el proceso.

4. Los organizadores de las encuestas, siempre al servicio de la TV, obtienen en los periodos de campañas, muchos cientos de millones de pesos que dividen con las televisoras. Por ejemplo: Antes que entrara Del Mazo a la campaña del Estado de México, la candidata de Morena (Delfina) ocupaba el indiscutible primer lugar en la encuestas; apenas entró Del Mazo se informó que éste iba en primer lugar. Ayer se informó que López Obrador –que lleva en campaña desde el año dos mil (18 años), cuando obtuvo la jefatura del DF- que apenas lleva un punto de ventaja sobre Margarita Zavala (esposa de Calderón) que nunca en su vida ha hecho campaña. ¡Una jalada!

5. Me da la impresión que los políticos contemplan a los electores como tarados o, por lo menos, muy ignorantes en política. Gastan miles de millones de pesos (claro, del presupuesto público) en pago de propaganda por TV y pagando encuestas para que el partido aparezca en primer lugar porque saben que allí está el quid del asunto. No hay, no ha habido político en México que haya recorrido (aunque una vez) los dos o tres mil municipios de la república mexicana; López Obrador, como su fuera una “locura”, “pasión”, “deporte”, “convicción”, los ha visitados cinco o seis veces; por ese trabajo todos los candidatos deben retirarse avergonzados y entregarle la Presidencia.

6. Pero López Obrador es derrotado “por orden y obligación”. No es cierto –como dicen los yanquis- que AMLO sea un izquierdista que ponga en peligro a México, porque él es un simple socialdemócrata como muchos gobiernos europeos de antaño; ni tampoco que con la “segunda vuelta” se arregle la democracia porque las “segundas vueltas” son estrategias de la clase dominante. Pero pronto los diputados sirvientes del PRI, del PAN y todos sus seguidores votarán por lo que conviene al PRI. Esos dos puntos son básicos para PRI, PAN y empresarios para evitar que López Obrador obtenga la presidencia. Así se repetiría el bloqueo a su triunfo.

7. Así que no hay que olvidar que las encuestas son absolutamente falsas, tramposas y siempre obedecen a una estrategia del capital. Yo, aunque no voto, simpatizo con López Obrador porque es el único que toma en cuenta a la población y puede hacer mucho por ella. Pero no puede olvidarse que este sistema se llama capitalista porque quienes mandan imponiéndose son los más grandes millonarios. Pero seguiremos luchando hasta morir por destruir este sistema de desigualdad económica, social y política. Por ello esto de las encuestas, los medios de información, las constituciones y legalidades sólo son jodas que nos pone la clase dominante. (11/IV/17)