domingo, 5 de marzo de 2017

marzo 05, 2017
PYONGYANG, 5 de marzo de 2017.- El Zoológico Central de Pyongyang tampoco ha podido evadir el fervor político que parece contagiarse a cualquier actividad o espacio físico de la nación norcoreana, incluidos los recintos dedicados al divertimento. Por ello, muchos de los animales que se exhiben en el enorme complejo no sólo aparecen identificados en sus recintos con el nombre de su especie y su origen, sino asociados también al "Gran Líder" o "Respetado Mariscal" que los entregó al parque como regalo.

Desde perros, a elefantes o hasta el burro africano que le mandaron como presente al "Gran Líder Camarada Kim Il Sung" el 12 de abril de 1973. Todos los carteles, además, tienen que recordar a qué año de la "era Juche" -el nombre de la ideología estatal- corresponde esa jornada, ya que en Corea del Norte el tiempo oficial sólo comenzó a contar el mismo día del nacimiento del primer mandatario de la saga. Es por ello que la placa del "Equus Asinus" -el citado borrico- incide en que fue entregado el año "62 Juche" dejando en un lugar secundario la fecha del calendario gregoriano.

Un cuidador del Zoológico Central de Pyongyang. (JAVIER ESPINOSA)

Para el conservacionista Jonas Wahlström, la relación de animales otorgados como presentes al liderazgo norcoreano constituye todo un catálogo "de los dictadores del mundo". "Tienes los elefantes que les dio Ho Chi Minh, los regalos de Gaddafi, de Robert Mugabe, de Mao Zedong. En Corea del Norte todo es política y el zoo no ha podido escapar a esta tendencia", ha aseverado el sueco de 64 años en una conversación telefónica. La relación de Wahlström con el zoológico de Pyongyang no sólo data de hace décadas sino que se desarrolla bajo unos parámetros tan singulares como el propio recinto. "Lo primero que quiero dejar claro es que yo no ayudo al régimen, ayudo al zoo. No estoy adoptando una postura política de apoyo al régimen",ha aseverado el también fundador del conocido acuario Skansen de Estocolmo.

Rehabilitación del zoológico

Según su relato, fueron los propios norcoreanos los que solicitaron su asistencia y le permitieron visitar el zoo de Pyongyang por primera vez en 1985. A partir de ahí, Wahlström comenzó a suministrarles decenas de reptiles, peces tropicales, tortugas y pequeños monos como parte del mismo "proyecto de preservación de estas especies en peligro" que le ha llevado a hacer algo similar con otros muchos enclaves del orbe. Wahlström es muy franco a la hora de referirse al complejo. Reconoce que en su primera visita se encontró con una instalaciones que "en su mayoría eran malas y muchas de ellas muy malas. Muy al viejo estilo, con jaulas muy pequeñas y los animales apelotonados".

Bajo su asesoramiento y con la asistencia de varios miembros del equipo de expertos de Skansen que también se desplazaron hasta Pyongyang, el zoo norcoreano construyó un nuevo espacio tropical para reptiles y peces. Posteriormente les instó a reformar el resto del parque, que había sido construido en 1959. La llegada al poder de Kim Jong Un dio luz verde finalmente a ese proyecto, el zoo se sometió a una rehabilitación general a partir de 2014 y fue reabierto el año pasado. Cuando la prensa oficial dio cuenta de la reapertura, recordó que el nuevo centro recreativo incluía ahora unos 9.000 animales de 740 especies -"de ellos 260 regalos"-, instalados en cerca de 40 cobertizos o jaulas en un terreno que ocupa 1 kilómetro cuadrado. "El Zoológico Central es uno de los edificios producto de la política de amor al pueblo del Partido de los Trabajadores (la formación que dirige el país)", indicó la agencia KCNA en aquella fecha.

Especies del parque

El parque muestra desde tigres coreanos a osos, leones o elefantes, pero uno de los destinos más concurridos es la sección canina, una colección bastante inusual en un Zoo y casi excepcional en un país donde el recurso a los perros como mascota estuvo prohibido hasta 1989 al considerarse una práctica "capitalista" y donde los canes siguen formado parte de la tradición culinaria nacional. "Tenemos unas 30 especies y 500 perros en total. Muchos de ellos han sido donados por los Líderes, incluido el perro personal del Gran Líder Kim Il Sung", recuerda la guía que acompaña al reportero. Aquí hay desde pastores alemanes a Chihuahuas, caniches o Schnauzers, y toda una colección de estos mamíferos donados por el "Respetado Mariscal Kim Jong Un" -así reza su rótulo identificativo- de especies como el Bernes suizo, Pointer de Inglaterra y Alemania, o Laikas de Siberia.

También se pueden observar los perros que simbolizaron toda una era de aproximación entre las dos coreas bajo la política de la "Luz del Sol" que promovió el presidente surcoreano Kim Dae-Jung. La pareja de la raza Jindo fue un presente de Dae-Jung a su homólogo Kim Jong Il, que a cambio le entregó otros dos canes, durante el histórico encuentro que mantuvieron los dos dirigentes en Pyongyang en junio de 2000 y que hoy es un vago recuerdo eclipsado por años de desencuentros. Para Wahlström, cuya última inspección data de noviembre de 2016, pese a las reformas "todavía les queda mucho por hacer, especialmente en cuanto a enriquecer los cercados. A los monos, por ejemplo, les faltan árboles para poder trepar".

Tampoco sabe si las autoridades locales han eliminado de las exhibiciones el controvertido "chimpancé fumador", un primate que cosechaba tantos aplausos entre los asistentes por sus devoción hacia los cigarrillos como críticas por parte de las organizaciones defensoras de los animales, y que el periodista no pudo ver durante su recorrido por el parque. "Llevo años diciéndoles que es inaceptable, pero no me hacen caso. Lo cierto es que en octubre del año pasado el chimpancé seguía fumando", ha aducido.

Envío de animales

Durante todas estas décadas, Wahlström estima que ha proporcionado al zoo norcoreano cientos de pequeños animales que trasladó el mismo en su mayor parte dentro de su equipaje de mano. "Sí, es la forma más segura para los animales. No estamos hablando de tráfico ilegal. Los animales tienen todos los permisos y papeles que necesitan, sólo que van durmiendo en mi equipaje. Son serpientes, cocodrilos o monos muy pequeños", ha dicho.

Wahlström asume que muchas de sus acciones son "usadas con fines propagandísticos por Pyongyang". "Por ejemplo, si yo entrego una serpiente al zoo rápidamente se convierte en la prensa oficial en un regalo al Gran Líder", ha acotado. En uno de los muchos artículos publicados por KCNA sobre el experto sueco, la agencia oficial aseguraba que el envío de animales poco comunes en ese caso a Kim Jong Il -el texto era de 2010- constituía un "profundo acto de reverencia" hacia "el Sol del Siglo XXI" (sic). "No me hace gracia, pero así es su sistema, no puedo hacer nada", ha concluido. (Javier Espinosa / El Mundo)