jueves, 2 de marzo de 2017

marzo 02, 2017
WASHINGTON D.C., 2 de marzo de 2017.- Ataviado con una chaqueta y gorra militar, Donald Trump se vistió este jueves de comandante en jefe para hacer un alegato del poderío militar de Estados Unidos. “Tendremos de aquí muy poco el mejor equipamiento del mundo”, proclamó el presidente estadounidense a bordo de un nuevo portaaviones en Newport News (Virginia). “Daremos a nuestro Ejército las herramientas para prevenir guerras, pero si es requerido para hacer solo una cosa: ¡ganar!, ¡ganar!”, agregó entre los vítores de los militares en el público.

Trump visitó el portaaviones nombrado en honor al expresidente Gerarld Ford, la joya de la corona de la Armada estadounidense, para defender su propuesta de aumentar un 9% el presupuesto militar -el mayor incremento en una década- con el objetivo de renovar el arsenal de la primera potencia mundial. El Ford es el buque de defensa más avanzado de EE UU y el más caro, con un coste de fabricación de 12.900 millones de dólares.


"Nuestra república vencerá cualquier peligro, afrontará cualquier amenaza y siempre buscará una paz verdadera y duradera”, dijo Trump. “Volveremos a empezar a ganar”.

El presidente recurrió de nuevo a la retórica nacionalista para justificar el refuerzo del presupuesto militar como herramienta de disuasión de conflictos, en un eco con la estrategia estadounidense durante la Guerra Fría. “Se proyectará el poder americano en tierras lejanas. Espero que sea un poder que no tengamos que usar, pero, si tenemos que hacerlo, ellos [los enemigos] tendrán un gran, gran problema”, enfatizó entre aplausos.

La propuesta de Trump de gastar 638.000 millones de dólares en defensa en el año fiscal 2018, 54.000 millones más que este año, supone el mayor aumento desde 2008, cuando EE UU estaba volcado en las guerras de Afganistán e Irak. Pero la cifra es inferior a algunos de los presupuestos aprobados por el Congreso al inicio de la presidencia de Barack Obama.

Trump propone compensar el incremento del gasto militar con recortes que afectarían sobre todo a la cooperación exterior y de los que se salvarían partidas sociales, como las pensiones. La propuesta, que debe aprobar el Congreso, coincide con la ortodoxia republicana de aumento del gasto militar pero choca con la doctrina conservadora de adelgazar el Estado del bienestar. (Joan Faus / El País)