viernes, 17 de marzo de 2017

marzo 17, 2017
WASHINGTON D.C., 17 de marzo de 2017.- En un nuevo ejemplo de educación y diplomacia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no solo rehusó darle la mano a la canciller de Alemania, Angela Merkel, cuando ésta se lo pidió, sino que ni tan siquiera la miró. Ni, por supuesto, le contestó. (Sin embargo, sí le estrechó la mano a su arribo a la Casa Blanca-ver galería en La Repubblica).


La anécdota fue el colofón a una surrealista foto conjunta de los dos líderes en el Despacho Oval de la Casa Blanca tras el encuentro que ambos han mantenido en Washington. En toda la secuencia, Trump no mira a Merkel ni una sola vez. En vez de eso, se mantiene mirando al suelo y a los fotógrafos a su izquierda. La canciller alemana, sin embargo, tiene una actitud más cercana al estadounidense. Trump sólo dice "mandad una buena foto a Alemania" a los fotógrafos, y, cuando la prensa le interroga acerca de cómo fue el encuentro, replica que "muy bien" y que "hablamos de muchas cosas". Merkel corrobora esas palabras en alemán.


Es entonces cuando la prensa le pide que se den la mano. Y Merkel, aparentemente, se inclina hacia Trump y se lo pregunta. Todavía está esperando la respuesta. El estadounidense no le habla y no le mira.


Por estilo y personalidad, Trump y Merkel no pueden ser más diferentes. Trump, además, no ha ahorrado epítetos contra la alemana. Durante la campaña electoral, el presidente de EEUU dijo que "Merkel está arruinando a Alemania" con su política de acogida de refugiados. Pocos meses después, sin embargo, Trump declaró que el líder extranjero al que más admira es, precisamente, Merkel. El Gobierno de Trump ha declarado que la UE es un instrumento de Alemania para controlar Europa, y el máximo asesor político de Trump, Steven Bannon, dirigió la web nacionalista Breitbart, que ha atacado la inmigración en Alemania. (Pablo Pardo / El Mundo)