miércoles, 8 de marzo de 2017

marzo 08, 2017
MADRID, 8 de marzo de 2017.- Enviar una misión tripulada a Marte, algo que la NASA pretende hacer realidad en la década de 2030, requiere mucho más que un potente lanzamiento de cohetes. La preparación también implica aprender cómo un vuelo espacial de larga duración podría afectar al cuerpo humano. Algunos estudios ya han advertido de los potentes efectos de la radiación durante el viaje y la estancia en el Planeta rojo (como hacerse unas 50.000 radiografías), lo que puede aumentar seriamente las posibilidades de sufrir cáncer, incluso mortal. Los últimos en pronunciarse en este sentido han sido investigadores del Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad Wake Forest (EE.UU.). Tras utilizar ratones trasplantados con células madre humanas, han demostrado por primera vez que la radiación de un viaje al espacio profundo puede aumentar el riesgo de leucemia.


La exposición a la radiación es uno de los aspectos más peligrosos de viajar a Marte, según la NASA. La distancia media al Planeta rojo es de 140 millones de millas, y un viaje de ida y vuelta podría llevar tres años. El objetivo del estudio, publicado en la revista «Leukemia», fue evaluar los efectos directos de las partículas energéticas solares y de rayos cósmicos simulados en las células madre hematopoyéticas humanas. Estas células madre comprenden menos del 0,1% de la médula ósea de los adultos, pero cumplen un papel fundamental, ya que producen los diversos tipos de células sanguíneas que circulan a través del cuerpo y hacen el trabajo de transportar oxígeno, combatir las infecciones y eliminar las células malignas que surgen.

Para el estudio, las células madre de donantes sanos de la edad típica de un astronauta (entre 30 y 55 años) fueron expuestas a dosis de protones e iones de hierro, el mismo tipo de radiación a la que los astronautas podrían estar expuestos en el espacio profundo, en el Laboratorio de Radiación Espacial de la NASA en el Laboratorio Nacional de Brookhaven.

Los investigadores observaron que estos niveles de exposición que simulaban la radiación del espacio profundo afectaban drásticamente la salud y la función de las células. «La exposición a la radiación en estos niveles fue altamente perjudicial para la función de las células madre hematopoyéticas, lo que redujo su capacidad de producir casi todos los tipos de células de la sangre entre un 60-80%», afirma Christopher Porada, profesor de medicina regenerativa e investigador principal en el proyecto. «Esto podría traducirse en un sistema inmunológico debilitado y anemia durante misiones prolongadas en el espacio profundo», señala.

Dos tipos de daños

El siguiente paso fue evaluar cómo las células funcionarían en el cuerpo, por lo que se trasplantó a los ratones células madre humanas irradiadas. Los animales desarrollaron lo que parece ser una leucemia linfoblástica aguda, la primera demostración de que la exposición a la radiación espacial puede aumentar el riesgo de leucemia en seres humanos.

«Nuestros resultados son preocupantes porque muestran que la exposición a la radiación podría aumentar el riesgo de leucemia en dos formas», dice Porada. «El daño genético condujo directamente a la leucemia. En segundo lugar, la radiación también alteró la capacidad de las células madre hematopoyéticas para generar células T y B, tipos de células blancas de la sangre que participan en la lucha contra los 'invasores' como infecciones o células tumorales. Esto puede reducir la capacidad del sistema inmune del astronauta para eliminar células malignas que surgen como resultado de mutaciones inducidas por la radiación».

Porada cree que los hallazgos son particularmente preocupantes, ya que se suman a trabajos anteriores que muestran que las condiciones de ingravidez o microgravedad presentes durante los vuelos espaciales también pueden causar alteraciones marcadas en la función inmune del astronauta. Tomados en conjunto, los resultados indican que la exposición combinada a la microgravedad y la radiación que ocurrirían durante misiones de espacio profundo prolongadas, por ejemplo a Marte, podrían potencialmente exacerbar el riesgo de la disfunción inmune y el cáncer.

La NASA explora no sólo a los efectos de la radiación, sino también de las condiciones de microgravedad, el aislamiento y confinamiento en ambientes hostiles y cerrados, y la distancia a la Tierra. El objetivo último es realizar misiones espaciales lo más seguras posibles. (J. de J. / ABC)