sábado, 4 de marzo de 2017

marzo 04, 2017
BELFAST, 4 de marzo de 2017.- Sinn Féin se ha quedado a 1.168 votos de una victoria histórica en Irlanda del Norte. El ascenso del partido republicano, que roza por primera vez el 28% del voto en el Ulster, les permiten colocarse a un solo diputado (27 frente a 28) del Partido Unionista Democrático (DUP), que pierde poder e influencia como la primera fuerza política.

Michelle ONeill, 40 años, hija de un ex preso del IRA y nueva líder de Sinn Féin , capitalizó el éxito del partido en el relevo generacional y anunció el inicio de "una nueva era en Irlanda del Norte". ONeill prometió trabajar por un rápido acuerdo para formar Gobierno de coalición con la líder unionista Arlene Foster, en cumplimiento del Acuedo de Viernes Santo que ha allanado el camino al proceso de paz en los últimos 19 años.

Michelle O'Neill, líder del Sinn Féin. (REUTERS)

Los dos partidos mayotirarios tienen un plazo de apenas tres semanas para formar Gobierno. Si no llegan a un entendimiento, Londres podría reclamar la devolución temporal de las transferencias y ejercer el "gobierno directo", como ya ocurrió entre el 2002 y el 2007.

Separados históricamente por un margen de diez diputados, Sinn Féin y DUP llegaon virtualmene empatados a la línea meta para las elecciones Asamblea de Stormont. La alta participación de un 65% -la mayor en los seis comicios a la Asamblea de Irlanda del Norte desde su creación en 1998- contribuyó al ascenso del partido republicano más allá de sus tradicionales distritos electorales.

El Partido Social Demócrata Laborista (12 diputados), el Partido Unionista del Ulster (UUP,10 diputados) y el Partido de la Alianza (8), que propugna superar el sectarismo entre católicos y protestantes, se repartían el resto del mapa electoral. La derrota del líder del UUP Mike Nesbitt, en su feudo de Stangford, fue el símbolo más visible del "repliegue" de los unionitas. Nesbitt dimitió sobre la marcha y asumió la responsabilidad por el fiasco del que llegó a ser el partido dominante en el Ulster hasta hace algo más de una década.

 Las elecciones anticipadas de esta semana, al cabo de tan sólo diez meses desde los últimos comicios regionales, se celebraron precisamente tras la ruptura del pacto de Gobierno que había permitido una relativa estabilidad política durante una década en el Ulster. El entonces viceprimer ministro e histórico de Sinn Féin Martin McGuinness presentó su dimisión por el escándalo de corrupción en la concesión de primas de las energías renovables -bautizado como "cash or ash", o "dinero por cernizas"- que ha comprometido la credibilidad del DUP, hasta ahora la primera fuerza política en Irlanda del Norte.

El veterano McGuinness, vinculado en tiempos al IRA, anunció poco después su retirada de la política a los 66 años por enfermedad "grave". Su puesto fue cubierto por Michelle ONeill, que ejerció como secretaria de Salud antes de su salto al primer plano político como representante de "la nueva generación de republicanos", nacidos durante la época convulsiva de Los Problemas pero crecidos al amparo del proceso de paz.

Michelle ONeill superó con creces la prueba de fuego al ser elegida por 10.258 votos en su distrito de Mid Ulster. La nueva y combativa líder local de Sinn Féin, arropada en todo momento por el presidente Gerry Adams, prometió trabajar por "todos los noirlandeses" y se comprometió a llegar a un acuerdo "rápido y claro" con los unionistas para alejar el fantasma de un "gobierno directo" de Londres.

ONeill adivirtió del riesgo de ver a Irlanda del Norte "sin voz ni representación" en las negociaciones del Brexit. Sinn Féin reclama para el Uslter un "estatus especial" dentro de la UE por factores históricos y geográficos. El partido republicano se opone rotundamente a la vuelta a la frontera "dura" entre las dos Irlandas.

La unionista Arlen Foster pagó por su parte caro el apoyo al Brexit durante el referéndum (el DUP contribuyó con más de medio millón de euros a la campaña). Los noirlandeses votaron mayoritariamente a favor de la pemanencia (56% a 44%) y ese factor ha pesado también lo suyo en plena cuenta atrás para la salida de la UE.

Durante la campaña, Foster aireó el "miedo" a la reunificación en el caso de una victoria de Sinn Féin. "No voy a pedir perdón por el hecho que hay una amenaza enorme para Irlanda del Norte", llegó a decir. "La gente debería estar preocupada, muy preocupada".

Foster calificó la "espantada" de Sinn Féin, forzando elecciones anticipadas, como un ataque personal y una maniobra para "debilitar el unionismo". La líder del DUP advirtió que con un político de Sinn Féin a los mandos del Gobierno del Ulster, la convocatoria del temido referéndum sobre la reunificación ("border poll") es solo cuestión de tiempo.

En realidad, la decisión de convocar la hipotética consulta -según lo estipulado por el Acuerdo del Viernes Santo- correspondería al secretario de Estado para Irlanda del Norte James Brokenshire, y solo "si hay evidencia de un cambio en la opinión pública a favor de la reunificación".

ONeill y Foster están codenadas a entenderse si quieren evitar la intervención directa de la "premier" Theresa May, que de pronto ha visto cómo se le abre un segundo fuego en plena cuenta atrás del Brexit. May estuvo ayer en Escocia, en la conferencia del Partido Conservador de Glasgow, para intentar aplacar el renovado furor independentista de la ministra principal Nicola Sturgeon.

"No permitiremos la desintegración del Reino Unido", advirtió May, que acusó Sturgeon de querer meter a Escocia en el "túnel" de la indepedencia y de descuidar los asuntos que realmente preocupan a los escoceses. "Yo creo que la gente está pidiendo al Partido Nacional Escocés (SNP) que haga frente a los problemas diarios", declaró May. "Hay asuntos como la economía o la educación, que siempre ha sido uno de los puntos fuertes de Escocia, que por desgracia se están deteriorando".

Nicola Sturgeon ha desentarrado por su parte el hacha de guerra y ha amenazado con anunciar un nuevo referéndum si el Gobierno británico "se obstina en sacar a Escocia de Mercado Unico". La líder el SNP podría aprovechar la conferencia de primavera del partido en Aberdeen, a mediados de marzo, para volver a lanzar el órdago independentista. (Carlos Fresneda / El Mundo)