sábado, 25 de marzo de 2017

marzo 25, 2017
MILÁN, Italia, 25 de marzo de 2017.- La visita este sábado del Papa Francisco a la ciudad de Milán ha estado marcada por una agenda apretada, que ha incluido una misa multitudinaria -una nueva prueba de su popularidad-, una visita a las zonas periféricas y más desfavorecidas de la ciudad y un almuerzo con presos en la cárcel de San Vittore. Francisco ha aprovechado la visita para lanzar nuevos mensajes: ha hablado de la necesidad de “restaurar” la Iglesia y pidió mayor atención para los jóvenes, de lo que alertó del peligro de estar expuestos al “zapping continuo”.

El Papa Francisco llegó a primer hora de la mañana a Milán y su primer punto de la agenda fue dirigirse a las llamadas Casas Blancas, un barrio popular de la ciudad del norte de Italia con problemas de marginación. 

(lapresse)

Tras saludar a las personas que se concentraron en el exterior de los altos edificios de cemento, Francisco visitó la casa de tres familias. La primera se trata de la formada por Dori Falcone, de 57 años, y de su marido Lino Pasquale, de 59 años, que sufre epilepsia, lo que le ha provocado importantes secuelas físicas y neurológicas.

También visitó la vivienda de Mihoual Abdel Karin y su esposa Tardane Hanane, que viven en el segundo piso del número 40 con sus tres hijos de 17, 10 y 6 años y llegaron desde Marruecos en 1989. De manera privada, sin cámaras, Francisco también estuvo algunos minutos en la casa del matrimonio formado por Nuccio Oneta, de 82 años y gravemente enfermo, y Adele Agogini, de 81 años, prácticamente ciega.

(Reuters)

En estas visitas a las zonas más desfavorecidas, el Papa ha lanzado un nuevo mensaje de regeneración de la Iglesia Católica. “La Iglesia necesita siempre ser restaurada porque está hecha de todos nosotros, que somos pecadores”, ha señalado Francisco desde esta zona del extrarradio milanés. El pontífice ha pedido ante los presentes que se dejen “restaurar” por la misericordia de Dios y ha especificado que visita Milán “como un sacerdote”.

Ya desde el Duomo de la ciudad, y en un encuentro con sacerdotes y otros miembros del clero, el papa Francisco ha reclamado a los miembros de la Iglesia mayor atención para los jóvenes, alertando que están expuestos a un “zapping continuo”. ”Los jóvenes pueden navegar en dos o tres pantallas abiertas simultáneamente, pueden interactuar al mismo tiempo en diversos escenarios virtuales. Nos guste o no, es el mundo en el que están insertados y nuestro deber como pastores es ayudarlos a atravesar este mundo”, invitó Francisco.

(agf)

Respondiendo a la pregunta de un diácono, hombres casados que ayudan a algunas labores de la Iglesia, Francisco reafirmó que los diáconos “tienen mucho que dar, sin que se los vea como una categoría que está entre los sacerdotes y los laicos, sin pertenecer a ninguna de ellas”. ”El diácono es custodio del servicio en la Iglesia”, dijo Francisco, quien bromeó al recordar que pueden aportar tantos problemas de la vida cotidiana porque ellos “tienen suegra”.

La agenda ha proseguido con un almuerzo en la cárcel de San Vittore de la ciudad. Tras recorrer los diferentes pabellones y saludar a los presos, Francisco almorzó con un centenar de ellos y a su lado estuvieron varias mujeres latinoamericanas: la ecuatoriana Dalia, la argentina Mónica y la chilena Gemma. Francisco visitó el primer pabellón donde se encuentran las mujeres detenidas con sus hijos pequeños y allí saludo a las reclusas y se detuvo con los voluntarios que trabajan en las cárceles.

Jorge Bergoglio recorrió los pasillos de la cárcel hasta llegar a la “Rotonda”, la parte central del centro penitenciario que hace de plaza para los reclusos y donde pudo saludar y escuchar a una amplia representación. ”Me siento como en casa”, dijo Francisco a los reclusos, según informó “Avvenire”, publicación del ámbito católico que se edita en Milán.

Una representante de las personas encarceladas pidió al papa argentino que rezara por ellos para que “se les pueda perdonar sus errores” y “la gente no les mire con desprecio”.

De todas las visitas de los pontífices a la capital financiera de Italia es la primera vez que un papa atraviesa las puertas de San Vittore, una cárcel utilizada durante la ocupación nazi como centro de tortura y detención de los judíos antes de su deportación a Auschwitz.

Finalmente, un baño de multitudes ha recibido al Santo Padre en Monza, cerca de Milán. La misa multitudinaria, con más de 700.000 fieles, según los datos de la organización, demuestra una vez el potente tirón popular de Bergoglio. En su homilía, el papa Francisco ha denunciado un mundo en el que “se especula sobre los pobres y los inmigrantes”, “sobre los jóvenes y su futuro”.

También señaló que “las presiones y la impotencia antes tantas situaciones parecen endurecer el alma y nos hacen insensibles a los muchos desafíos” y hace “que no dediquemos tiempo” a la familia, a la comunidad o a la solidaridad. Ante ello, Francisco invitó a seguir “tres claves”: Evocar la memoria, sentir la pertenencia al pueblo de Dios, y volver posible lo imposible. Sobre evocar la memoria, el pontífice dijo que “no hay que olvidar a nuestros antepasados, nuestros abuelos y todo lo que han pasado para llegar a donde estamos hoy” y recordó que “esta tierra y su gente han experimentado el dolor de dos guerras mundiales”.

El Papa concluirá esta jornada en la capital de Lombardía con un encuentro con jóvenes en el estadio de fútbol de San Siro. (La Vanguardia)