sábado, 25 de febrero de 2017

febrero 25, 2017
José Repetto

Circula desinformación en las redes sociales respecto a nuestro trabajo que es preciso aclarar y desmentir, pues la intención es clara: hostigar y golpear a Libertad de Expresión Yucatán y a un servidor.

Esta información está siendo generada por una persona trastornada y adicta a las drogas que tiene años acosando, en consenso con otros, a un servidor a través de cuentas de correo anónimas, enviando tanto a mi dirección personal como la de trabajo mensajes insultantes y amenazantes, los cuales en un punto optamos por silenciar y filtrar. Si ha llegado alguno en fechas recientes, ni me enteraré.

Nos acusa (como si fuera algo indebido) de vender publicidad. Todos los medios lo hacemos para subsistir y crecer, salvo aquéllos que son administrados como pasatiempo.

Pero decir que todo el contenido publicado en nuestro portal es "encargo" de nuestros clientes no sólo es absurdo, sino un insulto a la inteligencia de los 5 lectores del referido acosador y de la libre expresión, pues el medio es nuestro y por tanto tenemos todo el derecho del mundo a opinar y analizar libremente cualquier asunto que consideremos.

Dicho esto, nuestras críticas han sido parejas, le han tocado a gente del PAN, PRI, PRD, PT, Morena, Movimiento Ciudadano, activistas, negocios, empresarios, sindicatos e incluso a otros periodistas. Decimos la verdad como la vemos, si esto directa o indirectamente resulta en "desprestigio" para alguien no es nuestra responsabilidad.

No por vender publicidad pierde el personal de un medio la libertad de opinar libremente en el espacio que ellos crearon y dirigen, ni de dar la misma libertad a sus colaboradores internos y externos. Esto tampoco hace responsables a sus clientes, mucho menos a sus entrevistados, por todo lo expresado en dicho espacio.

Por dar un ejemplo, sería absurdo creer que porque la Coca Cola se anuncia en un periódico todos las editoriales y artículos de opinión en éste son parte del acuerdo para anunciar a dicha marca.

La libertad de expresión está reconocida en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la Declaración Universal de los Derechos Humanos como un derecho inalienable. No es algo que nos da el Estado ni la sociedad, no es un favor, sino algo que tenemos por el simple hecho de ser personas, y que no se nos puede arrebatar.

Hay quienes quieren que esta libertad acabe donde empiezan no los derechos de los demás, sino sus sentimientos. Un periodista que cuida jamás ofender o incomodar a nadie, que se abstiene de hacer preguntas duras u opinar, es básicamente un secretario o capturista condenado a tomar dictado.

En pocas palabras, nuestras opiniones son nuestras, y todas las personas completamente ajenas a este medio que intenten controlarlo por motivos mezquinos fracasarán una y mil veces.