sábado, 4 de febrero de 2017

febrero 04, 2017
MADRID, 4 de febrero de 2017.- El dolor de espalda es una de las afecciones más comunes en todo el mundo. De hecho, el estudio EPISER de la Sociedad Española de Reumatología (SER) ya concluyó hace un par de años que hasta un 80% de los ciudadanos de nuestro país padecerá dolor de espalda, y más específicamente dolor lumbar, en algún momento de su vida. Y a males comunes, remedios comunes. Es el caso, muy especialmente, del tratamiento con los ‘antiinflamatorios no esteroideos’ (AINE), que como la aspirina o el ibuprofeno combaten el dolor gracias a la suma de sus efectos analgésico y antiinflamatorio. Todo ello a muy bajo precio y sin necesidad de receta. Pero, ¿son realmente eficaces para tratar las dolencias lumbares? Pues según un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto George de Salud Global en Sídney (Australia), no. Ni tampoco son demasiado bien ‘tolerados’.


Concretamente, el estudio, publicado en la revista «Annals of the Rheumatic Diseases», muestra que el tratamiento con AINE proporciona un alivio ‘real’ del dolor de espalda en solo uno de cada seis pacientes. Pero el problema no es solo esta falta de eficacia: los AINE aumentan, y mucho, el riesgo de complicaciones gastrointestinales, algunas tan serias como las úlceras.

Como explica Manuela Ferreira, directora de la investigación, «el dolor de espalda es la principal causa de discapacidad en todo el mundo y es comúnmente abordado con la prescripción de medicamentos como los AINE. Sin embargo, nuestros resultados muestran que estos fármacos solo ofrecen un alivio a corto plazo del dolor muy limitado. Y es que si bien reducen la intensidad del dolor, lo hacen de forma muy leve, hasta el punto de que es posible que su efecto no tenga ningún impacto clínico real».

Igual dolor, más úlceras

Los investigadores del Instituto George llevan ya varios años realizando estudios para evaluar la eficacia de distintos tipos de fármacos en el manejo del dolor de espalda. Una labor que, entre otras evidencias, ha permitido constatar que los opioides no son mucho mejores que el placebo para tratar este dolor y que, cuando menos en el caso específico del dolor lumbar, el paracetamol no tiene ninguna utilidad.

Ahora le ha llegado el turno a los AINE. Y para ello, los autores han analizado los resultados alcanzados en 35 ensayos clínicos llevados a cabo con la participación de más de 6.000 pacientes.

Los resultados de la nueva revisión o ‘metanálisis’ muestran que los AINE son eficaces a la hora de proporcionar un alivio significativo del dolor de espalda, pero solo en uno de cada seis casos. Y asimismo, que su administración se asocia con un riesgo hasta 2,5 veces mayor de sufrir complicaciones gastrointestinales como las úlceras estomacales o los episodios de sangrado –o ‘hemorragias’.

Como refiere Manuela Ferreira, «cuando uno se centra en unos efectos secundarios que resultan tan comunes, parece claro que estos fármacos no son la solución para aliviar el dolor de millones de personas que sufren cada año esta afección tan debilitante».

Prevenir mejor que curar

En definitiva, los AINE tampoco son la solución para el dolor de espalda. Todo ello a pesar de que muchas guías de práctica clínica recomiendan su administración como segunda opción para la analgesia para este tipo de dolor. Y llegados a este punto, ¿cuál es la primera opción recomendada? Pues el paracetamol. ¿Y la tercera? Los opioides. Sabios consejos.

Como lamenta Gustavo Machado, co-autor de la investigación, «millones de personas en Australia están tomando AINE, unos fármacos que no solo no funcionan bien, sino que les están provocando un daño. Necesitamos tratamientos que procuren un alivio substancial y real de los síntomas de esta población».

Entonces, y dado que parece que los fármacos no pueden hacer nada para curar este dolor, el objetivo debe ser, simple y llanamente, prevenirlo. Como concluye Gustavo Machado, «lo mejor que podemos hacer es centrarnos en la prevención del dolor de espalda. Y es que ya sabemos que la educación y los programas de ejercicios pueden reducir de forma muy significativa el riesgo de aparición de dolor lumbar». (ABC)