sábado, 11 de febrero de 2017

febrero 11, 2017
MOSCÚ, Rusia, 11 de febrero de 2017.- A diferencia del revuelo que causó en Estados Unidos, lo cierto es que aquí en Rusia ningún medio reprodujo la “primicia” de la NBC, basada en “fuentes de inteligencia” sin identificar, en el sentido de que el Kremlin estudia la posibilidad de extraditar a Edward Snowden como gesto de buena voluntad hacia la Administración de Donald Trump.

Hace casi un mes, la vocera de la cancillería rusa, María Zajarova, a través de su cuenta en Facebook, afirmó categórica: Rusia no tiene ninguna intención de extraditar al ex analista de la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) de EU, refugiado en Moscú desde 2013 cuando reveló a la prensa secretos del espionaje masivo de Estados Unidos en Internet, y recordó que, por el contrario, acaba de ampliar dos años más su permiso de residencia en Rusia.


Respondía así a Michael Morell, ex director adjunto de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, que opinó –en su columna para The Cipher Brief– que el presidente Vladimir Putin tiene una magnífica oportunidad de mejorar relaciones con el inquilino de la Casa Blanca si decide entregar como regalo la cabeza de Snowden.

Esta noche Zajarova volvió a referirse al tema al comentar que la noticia de la NBC “no es una declaración de un vocero de las dependencias de inteligencia de Estados Unidos, sino se atribuye a fuentes de inteligencia sin identificar, que no es lo mismo. Es una pequeña diferencia que, como tecnología, sólo sirve para indignar a la opinión pública y mantener la presión”.

Horas antes, el abogado de Snowden, Anatoli Kucherena, también restó importancia a la información de la NBC y la calificó de “especulación”. Señaló que no existe ningún motivo legal para que el gobierno ruso pudiera extraditar a su cliente.

“Es una suerte de especulación sin fundamento que se origina en supuestas fuentes de inteligencia. Snowden no puede ser tema de transacción ni política, ni económica ni de ningún otro tipo”, declaró Kucherena. (Juan Pablo Duch / La Jornada)