lunes, 2 de enero de 2017

enero 02, 2017
ESTAMBUL, Turquía, 2 de enero de 2017.- La policía turca detuvo hoy en Estambul a doce personas por su presunta implicación en el atentado en el club "Reina", reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI), informa el diario "HaberTürk".

Según el rotativo, los sospechosos fueron trasladados a la sede central de la policía de Estambul, mientras continúa la búsqueda del autor de la masacre, en la que murieron 39 personas.

Las fuerzas de seguridad creen que el atacante es un hombre de unos 25 años oriundo del noroeste de China, aunque también investigan células del EI procedentes de Uzbekistán y Kirguizistán, así como ramas turcas del grupo yihadista.

El viceprimer ministro de Turquía, Numan Kurtulmus, dijo hoy que el Gobierno tiene "pistas sobre huellas dactilares y apariencia" del sospechoso y que esperan "determinar pronto su identidad".

El grupo terrorista Estado Islámico ha reivindicado este lunes el atentado perpetrado durante una fiesta de Nochevieja en la discoteca Reina.

El asesino irrumpió en el local con un kalashnikov una hora después de la medianoche. (EFE)

La organización ha reconocido la autoría del ataque en un comunicado y lo ha enmarcado dentro de su lucha "contra los protectores de la cruz". "Un heroico soldado del califato atacó una de las discotecas más famosas, donde los cristianos celebraban su fiesta apóstata", reza la nota.


El atacante que sigue huido, a pesar de la amplia operación desplegada por las fuerzas de seguridad, descargó 180 balas antes de abandonar su arma en el local.

Según el diario HaberTürk, los expertos deducen del hecho de que haya descargado 180 balas que llegó a cambiar seis veces de cartucho.

La policía turca ha detenido hoy en Estambul a ocho personas por supuesta implicación en el ataque terrorista.

Un inicio de año sangriento

Turquía comienza el año con una nueva matanza. Era la 1:15 de la madrugada cuando el asaltante entró en la conocida y elitista sala de fiestas Reina, situada a orillas del Bósforo, para atentar contra quienes festejaban la Nochevieja. Pasaban 75 minutos desde que el nuevo año diera comienzo cuando el terrorista irrumpió en el club, popular entre las celebridades y los turistas extranjeros, portando un arma de largo alcance. Con ella mató a tiros a un guardia de seguridad y a un civil, que se situaban en la entrada, para posteriormente dirigirse al interior de la sala donde entre 700 y 500 personas bailaban y se divertían. Ya en el interior del local el atacante, que cambió de vestimenta para no ser reconocido por las cámaras, comenzó a disparar de forma indiscriminada a los presentes. Hasta 39 personas perdieron la vida, 25 hombres y 14 mujeres. De entre las víctimas mortales, 24 son extranjeros, entre los que se incluyen las nacionalidades de Israel, Francia, Túnez, Líbano, India, Bélgica, Jordania y Arabia Saudí. Además 69 personas fueron heridas, de las que cuatro se encuentran en estado de gravedad. Numerosos asistentes saltaron a las gélidas aguas del Bósforo para tratar de salvar sus vidas.

Pese al fuerte dispositivo policial desplegado en Estambul, (17,000 efectivos turcos estaban patrullando las calles de la concurrida ciudad), el atacante logró huir tras abandonar el arma en la discoteca, según confirmó el primer ministro turco, Binali Yildirim, que además señaló que «no es cierto que el terrorista fuera vestido de Papá Noel, como se afirmó en un primer momento». Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que se encontraba también en Estambul y en una zona próxima a la de los hechos, manifestó que este ataque, en la festividad de Año Nuevo, persigue «destruir la moral de la nación y crear el caos».

Artistas como De la Rosa aseguran que la presión terrorista que sufre Turquía no afecta sólo a la sociedad local, sino que ha debilitado severamente el turismo: «Me aterra la idea de presenciar o ser víctima de un ataque terrorista. Desgraciadamente ya desde hace un año esta situación a influido negativamente en mi trabajo como artista, y en los últimos seis meses ha empeorado debido a la crisis económica. Me suspenden todos los espectáculos y no hay mucha demanda turística».

Pese a que ningún grupo terrorista ha reclamado hasta ahora la autoría de los hechos, el ministro del Interior turco, Süleyman Soylu, apuntó al autodenominado Estado Islámico (EI) como posible responsable del ataque y aseguró que «existen indicios sobre la posible identidad del asaltante». «Este ataque es, por supuesto, un acontecimiento horrible, pero no chocante para muchos turcos que decidieron quedarse aquí en la víspera de Año Nuevo», dijo Aykan Erdemir, ex miembro del Parlamento turco. Ante la espiral de creciente violencia que asola el país este ataque no ha sido nada nuevo. «Se trata de un ataque al estilo de vida occidental, un ataque a la forma de vida secular y urbana de Turquía, y esto simplemente alimentará los enfrentamientos culturales en curso, la polarización que se palpa actualmente en Turquía», aseguró Erdemir. Todos los indicios apuntan al Estado Islámico como autor material del ataque, aunque no había sido confirmado. El PKK organización considerada como terrorista por Turquía, EE UU y la UE negó que estuviera detrás del atentado. «No atacamos a civiles», aseguró el portavoz de la organización kurda, Murat Karayilen, en el ojo del huracán tras el fallido golpe de Estado de julio. Hay que recordar además que el Estado Islámico no ha reclamado ninguno de los atentados sobre los que se le ha acusado en suelo turco.

Turquía, que es parte de la coalición liderada por EE UU contra el EI, lanzó el pasado mes de agosto una incursión en Siria para expulsar a los grupos terroristas de sus fronteras. También ayudó a negociar un frágil cese al fuego en Siria con Rusia sobre Alepo.

En busca y captura

Con el de ayer, este atentado se ha convertido en el vigésimo que ha golpeado al país anatolio en el último año, en el que han muerto más de 300 personas a manos de los terroristas. Hace tan sólo un mes, el cabecilla Estado Islámico, Abu Bakr Al Bagdadi, instó a los conocidos como «lobos solitarios» a atacar «al Gobierno secular y apóstata turco» durante las celebraciones públicas en las principales ciudades de Turquía. Tan sólo en Estambul hasta 17,000 agentes de policía fueron desplegados durante la noche de fin de año como refuerzo a las medidas de seguridad impuestas por el Ejecutivo turco. Sin embargo, no se pudo evitar la tragedia. «El ambiente que se respira actualmente en el país es de terror de no sentirse a salvo y de no saber en qué va a terminar todo esto. Se ha perdido el control», afirma De la Rosa. La Policía turca podría trabajar con una imagen del supuesto terrorista que sería de nacionalidad afgana, china o chechena. Por ello, las autoridades turcas habrían lanzado en toda la ciudad una gran operación policial destinada a a dar caza al autor de la matanza. Anoche, al cierre de esta edición, continuaba en curso la fuerte operación policial para arrestar al sospechoso. (La Razón)