sábado, 10 de diciembre de 2016

diciembre 10, 2016
Pedro Echeverría V.

1. En 1977 el PRI/gobierno, a punto de cumplir medio siglo de dominio político total en el país, impuso una reforma política/electoral. Su candidato presidencial –López Portillo- no tuvo candidato del PAN en 1976 para que jugara como “opositor” con 10 por ciento de votos como cada seis años y la llamada izquierda no contaba porque carecía de registro y porque el número de sus votos era vergonzoso. En esas condiciones el gobierno hábil y tramposo pensó que en lugar de dejar caer el sistema electoral habría que inventar algo pues ya las mujeres desde 1854 votaban y los jóvenes ya lo hacían al cumplir 18 años. Entonces surgió la gran idea: hacer que la derecha panista y la izquierda oportunista reciban diputaciones, presupuesto contante y sonante, derecho a la TV, vehículos y un instituto electoral para regular las elecciones.

2. Con todos esos enormes privilegios –de recibir subsidios, obtener un cargo bien pagado, pago de locales y vehículos- los partidos y grupos que hacían trabajo gratuito por convicción ideológica comenzaron a cobrar por los mismos; pero lo peor fue que los partidos en lugar de extender su influencia ideológica y electoral, se dedicaron a cumplir reglamentaciones y legalidades, a consolidar un aparato burocrático que les garantice conservar su registro. 1977 es un año inolvidable porque ante la amenaza del desplome del sistema electoral la clase dominante logró destruir lo poco que existía de la izquierda en grupos radicales que hacían trabajo obrero y campesino, así como convertirla en partidos electorales que por primera vez recibían mucho dinero. Decía el Presidente Echeverría Álvarez: “preferimos un voto contra el PRI que una abstención”.

3. La década de los setenta fue la década de la clase obrera por la enorme cantidad de huelgas y movilizaciones. El gobierno de López Portillo con políticas como la de 1977 acabó con las huelgas, la oposición de izquierda y revivió la política electoral de la burguesía. Así surgió el oportunismo más vil de los partidos “cascarones” que sin representar a nadie negocian todo con el gobierno y la clase política para repartirse equitativamente el botín. Cuentan con un INE que cobra gigantescos salarios y dilapida miles de millones de pesos en las elecciones que nunca han dejado de ser una farsa. Alguien diría que el único culpable es el pueblo que no hace nada por destruir este sistema explotador y opresor, pero no puede olvidarse que los medios de información imbecilizan. (10/XII/16)