viernes, 23 de diciembre de 2016

diciembre 23, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Recuerdo que desde hace 50 años leí al científico –hoy premio Nobel de Química- Linus Pauling en la revista Política diciendo que no podría haber una tercera guerra mundial porque las armas o las bombas atómicas –desde los años sesenta- eran tan poderosas que quien las arrojara moriría con ellas. Desde entonces no olvidé aquellas palabras y alejé de mi pensamiento una tercera gran guerra. Pero sí habló de guerras limitadas o reglamentadas, tal como se han desarrollado cientos en los últimos sesenta años, precedidas de miles de provocaciones e invasiones en el mundo. Sin embargo, los que vivimos a diario lo que sucede en el mundo no dejamos de medir las declaraciones de los más poderosos políticos, sus confrontaciones reales, así como cuando se trata de sólo amenazas con el objetivo de ganar territorios y sumar aliados.

2. A raíz de los conflictos en Siria –antecedidos por el de Tunes, Libia, Egipto, Turquía y sus vecinos Irak e Irán- aunque Putin, Obama y ahora Trump lo nieguen, la realidad es que se está calentando el ambiente. Hoy ha presumido Putin de la gran efectividad de las armas rusas y sus gigantescos alcances; le ha respondido Trump de manera violenta y el presidente de China Xi Jinping ha terciado con sus declaraciones. La realidad es que no hay porque alarmarse dado que sólo representan pequeños escarceos ante el arribo del nuevo gobierno de los EEUU. Pero ello demuestra nuestra pequeñez frente al armamento nuclear que se ha extendido en por lo menos 10 países que piensan que la única manera de luchar por el desarme atómico y nuclear es armándose. Vendiendo y comprando armas en vez de alimentos para nuestros pueblos.

3. Sin duda alguna esas declaraciones demuestran que la correlación de fuerzas internacionales han regresado a como se veían en la década de los sesenta en plena guerra de Vietnam. Aunque Rusia y China no hablan o hablan poco de “socialismo” la vía capitalista que tomaron parecen haberle regresado una gran fuerza que acaba con la unipolaridad de los EEUU de los últimos 52 años. Europa, Japón y la India no han dejado de estar presentes en este contexto como aliados que inclinan la balanza por uno u otro lado. Por ahora Trump es la pieza más importante, sobre todo porque parece haber roto con el anterior estilo de gobernar. Ahora se habla de un gobierno de multimillonarios que no sabemos de su fuerza; es eso que se llama el poderoso gobierno de la “Reserva Federal” encabezada por los Rothschild, Rockefeller, Morgan, etcétera.

4. Las guerras –como es bien sabido por sus historias- siempre las hacen los poderosos para saquear las riquezas de los pueblos. Nosotros siempre hemos salido a gritar en las calles contra las guerras, particularmente contra los gobierno yanquis, pero quienes las planean siempre son los grandes fabricantes de armas, los dueños de los petróleos, de los grandes bancos y las empresas transnacionales. Son unos cuantos señores del capital y la guerra los que dicen cuando se inician y cuándo terminan; son ellos los que arman a los dos bandos y como títeres los ponen a pelear. Así que las declaraciones de Putin, Trump y Xi Jinping, que parecen calentar el ambiente, hay que seguirlas, pero no pueden ser signos de alarma porque como ellas ha habido muchas y seguramente en el futuro seguirán sirviendo de presión. Nada más (23/XII/16)