viernes, 9 de diciembre de 2016

diciembre 09, 2016
Pedro Echeverría V.

1. El ejército mexicano nació para defender al gobierno, no al pueblo. Durante los años de la dictadura de Porfirio Díaz (1876-1911) el ejército sirvió para defender al gobierno contra las protestas sociales, huelgas obreras y movimiento campesinos. Al triunfar la revolución maderista en los tratados de Ciudad Juárez Madero heredó intacto el ejército de Díaz y éste se le sublevó dos años después en La ciudadela, en 1913; luego fue necesaria una segunda etapa de la revolución que derrocó al golpista Victoriano Huerta y reorganizar el ejército en Teoloyucan bajo el mando de Carranza/Obregón en 1914. Desde entonces el ejército o fuerza armadas, ha estado bajo el estricto control del gobierno; su primer jefe ha sido siempre el presidente de la República. Formalmente se dice que es para servir al pueblo, pero muy otra ha sido la realidad.

2. Los militares –dice el general- “no estudiaron para estar en la calle defendiéndose de la delincuencia” sino para estar en sus cuarteles y defender al país ante una agresión o intervención extranjera. Sin embargo, dado que México sólo ha estado en guerra ante las invasiones de los EEUU a mediados del siglo XIX, 1847 y principios del siglo XX (1914), así como de Francia cuando la invasión napoleónica en 1862/67, ha sido muy claro que durante 102 (más de un siglo) no existe explicación de la existencia de cientos de miles o millones de soldados y marinos, de policías federales de alto nivel y de las instituciones a que pertenecen. Quizá con ese millón de militares y sus familias ya se hubieran organizado cooperativas de producción y consumo y ahorrado los billones de pesos que se han dilapidado en salarios y armas sofisticadas compradas en los EEUU y otros países.

3. Todo mundo coincide en que los militares deben regresar a “sus cuarteles” pero, ¿Qué hacen en sus cuarteles que no sea barrer y limpiar, hacer ejercicios militares, asistir a algunas clases y viajar a otros países para recibir enseñanzas y entrenamiento antiguerrillas? Yo pienso que en ningún país del mundo deben existir ejércitos, marinos o altos grados de la policía. En lugar de aumentar en número –al mismo ritmo en que se desarrollan culturalmente los pueblos- cada año deben reducirse esas fuerzas armadas hasta desaparecer. Hay países en el mundo (Suiza, Costa Rica) que durante muchas décadas ha funcionado sin esas instituciones y no sabemos que las hayan invadido. Las naciones invadidas en Asia, África, América Latina son las que se han rebelado contra la expoliación, los saqueos y las disposiciones imperialistas. ¿Para qué esa instituciones? (9/XII/16)

Magnífico artículo, declaraciones o denuncias del periodista y escritor Ignacio Ramonet

1. Magnífico artículo, declaraciones o denuncias de Ignacio Ramonet que la Jornada Nacional publicó el día de hoy viernes 9. Pensé que esto “la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes”, era sólo “natural” en los países atrasados como México y que en Europa estos había sido superado. La realidad es que sigo siendo un triste iluso al pensar que el capitalismo “avanzado” era otra cosa. Las denuncias de Ramonet –periodista y escritor que admiro y he seguido desde hace unos 15 años- me ayudan (aunque en pequeño) a comprender lo que me ha sucedido en por lo menos otros 15 medios con los que he colaborado durante años con mis artículos y de una u otra manera, me han corrido.

2. Escribe Ramonet: “La muerte de Fidel Castro ha dado lugar –en algunos grandes medios occidentales– a la difusión de cantidad de infamias contra el comandante cubano. Eso me ha dolido. Sabido es que lo conocí bien. Y he decidido, por tanto, aportar mi testimonio personal. Un intelectual coherente debe denunciar las injusticias. Empezando por las de su propio país. Cuando la uniformidad mediática aplasta toda diversidad, censura cualquier expresión divergente y sanciona a los autores disidentes, es natural, efectivamente, que hablemos de ‘‘represión’. ¿Cómo calificar de otro modo un sistema que amordaza la libertad de expresión y reprime las voces diferentes? Un sistema que no acepta la contradicción, por muy argumentada que sea”.

3. Cuando Ramonet publicó un libro reconociendo que Fidel Castro era un gran gobernante en favor de su pueblo, El diario El País de España, La Voz de Galicia y un programa de radio, en los que llevaba muchos años escribiendo artículos y saliendo su voz al aire, sin argumentos válidos, lo despidieron diciéndole que era imposible que “un amigo de un tirano” siguiera expresándose. En la Universidad de París VII le dijeron que “un amigo de un dictador no podrá más dictar sus clases”. En Le Monde Diplomatique, del grupo Le Monde, así como en el diario Liberación, lo obligaron a retirarse. Así que de los muy “democráticos países europeos”, España y Francia, lo despidieron por pensar diferente y, obviamente por realizar acciones que no agradaban al capitalismo. A mí en México me ha pasado lo mismo -guardando las proporciones- por lo menos en 15 medios.

4. Después de 40 años de bregar en los medios, he decidido escribir sólo tres breves párrafos para facilitar su lectura, que no me sigan corriendo y obtener libertad total. He preferido estar en las redes de Internet y en tribunas muy diversas como Rebelión, Aporrea, Kaosenlared, Latinpress, Mexileaks, Argenpress, Zenzontle, Libertad de Expresión, etcétera. (9/XII/16)