sábado, 17 de septiembre de 2016

septiembre 17, 2016
MÚNICH, Alemania, 17 de septiembre.- En München ha comenzado el Oktoberfest, la celebración anual de la cerveza alemana. Y las medidas de seguridad contra el terrorismo son impresionantes para proteger a los amantes de la cerveza de la amenaza de ataques. Una decisión que no estropea el ambiente de fiesta que hay en el festival de alcohol. Las estrictas medidas de seguridad se toman tras los atentados que sacudieron Alemania en julio pasado.

La edición número 183 de la que se ufana de ser la mayor fiesta popular del mundo comenzó con el rito de la apertura del barril a cargo del alcalde de la ciudad.

"O'zapft is!" ("¡ya está abierto!"), gritó el socialdemócrata Dieter Reiter tras perforar el barril con dos golpes de martillo puntualmente al mediodía.

De otro rumbo y otra bebida para esta fiesta: "Sé que nunca me has querido y que nunca me querrás, sólo nota mi sentido, quién de los dos pierde más". "Sequito llegué a tu puerta y me diste de beber; aquel favor que me hiciste, Dios te lo pague, mujer". (Nota de Mari Tere: Divagaba y me nació el verso "Sé que nunca me has querido y que nunca me querrás" con otro complemento. Lo puse en Facebook y encontré un solo resultado. Estas estrofas y otras, todas bellas, de rejas cerradas, balcones, de amores y amor, están en un libro de poesía flamenca recopilada por Juan Alberto Fernández Bañuls y José María Pérez Orozco.  Resultado de la ecuación: tengo sangre andaluza, joder. La  foto de AFP es de hoy en Múnich)

El primer jarro fue convidado al primer ministro de este estado federado del sur de Alemania, el socialcristiano Horst Seehofer, con quien Reiter brindó por "una fiesta pacífica".

Decenas de miles de personas formaron largas filas desde la mañana para poder ingresar al predio pese a la lluvia con la que se despidió el verano en Alemania.

Sobre los festejos de este año sobrevuela la sombra del tiroteo de un joven desquiciado que causó la muerte de nueve personas y tuvo a Múnich en vilo durante todo un día y dos atentados perpetrados por refugiados en localidades de la región.

Las autoridades dispusieron un amplio operativo de seguridad con el doble de efectivos policiales respecto a años anteriores. Por primera vez, el predio donde están ubicadas las carpas del Oktoberfest está completamente vallado y los visitantes no podrán ingresar con mochilas o bolsos de gran tamaño. Además deberán someterse a estrictos controles en los puntos de ingreso.

Hasta el 3 de octubre se espera que cerca de seis millones de personas acudan a degustar las tradicionales jarras de un litro de cerveza. (DPA)