jueves, 18 de agosto de 2016

agosto 18, 2016
María José Madarnás

El primero de agosto de este mismo año comienza a celebrarse una nueva edición de la Semana Santa Mundial centrado en la Lactancia Materna.


En este evento se trata de unificar la defensa de la lactancia y la promoción de ésta, con los fines del desarrollo sustentable que mantienen las organizaciones UNICEF y la ONU.

El objetivo que persiguen es el de proporcionar de una visión más ecológica y natural a la relación que existe entre el medio ambiente y el ser humano. Con el fin de que la sociedad sea más consciente de este hecho.

Sobre todo en los últimos años, se está insistiendo mucho en la necesidad de no adulterar los procesos naturales del embarazo, del parto y de la lactancia. En ningún momento se trata de rechazar a la medicina, si no de fortalecer lo que es natural y propio de nuestra esencia, evitando la presencia excesiva de componentes artificiales cuando el proceso no presenta complicaciones.

Por esto mismo se intenta buscar una explicación al por qué se producen tantas cesáreas en la actualidad, en vez de partos naturales, teniendo en cuenta todos los riesgos que conllevan las cesáreas programadas asociados. Se evalúan cuáles serán las mejores garantías.

Además, hay que tener en cuenta que si se prolonga la lactancia materna se pueden obtener un mejor seguimiento del desarrollo sostenible y de sus objetivos, sobre todo en los países menos desarrollados:

- La lactancia materna es una gran fuente de ahorro para la familia, ya que de esta forma no tiene que comprar comida para bebés, un recurso bastante caro en los países más desfavorecidos.

- Con una alimentación correcta, el organismo de la madre puede producir todos los nutrientes necesarios para el bebé; lo que asegura su alimentación y buen estado.

- La leche de la madre le proporciona al bebé una fuente rica en defensas y anticuerpos. De esta forma el recién nacido estará más fuerte y protegido, además de ahorrar en posibles medicinas o tratamientos médicos que puedan no ser demasiado accesibles.

- La lactancia materna también contribuye a tener un gasto menor en envases de papillas, biberones, alimentos sustitutivos o en calentar la leche del bebé – ya que sale a la temperatura adecuada. Todo este ahorro reduce la huella ecológica y además tiene un efecto beneficioso en la familia.

- La leche materna contribuye también a forjar un vínculo más íntimo entre la madre y el hijo, reduciendo los riesgos de rechazo entre ambos y proporcionando un ambiente familiar más saludable.

- A nivel científico se sabe que las madres tienden a albergarse en grandes comunidades por instinto, generando una adecuada protección para los más pequeños. Este nexo de unión es más intenso en las madres que realizan la lactancia materna, lo que favorece la creación de comunidades vecinales solidarias, un gran objetivo del desarrollo sostenible.

- El dar de mamar con naturalidad, de una forma positiva, ayuda a que las madres adopten otros hábitos saludables en su relación con los recién nacidos. Me refiero a hábitos como la crianza con apego, el porteo, la introducción de nuevos alimentos de forma natural en la dieta del pequeño o al hecho de decidir prolongar la propia lactancia.

Toda decisión y acción, por pequeña que sea, tiene repercusión global –son los hábitos personales los que pueden ayudar a que se cumplan los objetivos del desarrollo sustentable. Por ello, es recomendable contar con mucha información relacionada con las consecuencias de las elecciones individuales y de cómo pueden influir en el futuro del planeta y el de nuestros hijos.