sábado, 6 de agosto de 2016

agosto 06, 2016
Pedro Echeverría V.

1. Jugando al gato y al ratón como de costumbre. Hoyos, presidente de la Coparmex, concilia diciendo que “no hay rompimiento con el gobierno federal, pese a las insistentes declaraciones que dirigentes del sector privado hicieron a lo largo de la semana contra las autoridades por no hacer respetar el estado de derecho frente a las movilizaciones del magisterio disidente”. Se reunirán la siguiente semana en Gobernación, Miguel Ángel Osorio, pero dijo el empresario que “más allá de las reuniones que pueda haber, nuestra demanda es muy clara: apliquen el estado de derecho”. El objetivo es la unidad de la clase dominante para golpear a los maestros; ni más ni menos.

2. Le exigen al gobierno aplicar el “Estado de derecho” que no es más que un conjunto de leyes contra el pueblo que los mismos empresarios y gobierno redactaron para proteger sus intereses. ¿O esas leyes vinieron del cielo? Sin embargo todas esas presiones y concertaciones no son otra cosa que preparar la sucesión presidencial. ¿Será que eso de la “alternancia” –para formalizarla- ahora le corresponda nuevamente al PAN porque el PRI se ha debilitado y está haciendo el ridículo? Los empresarios están demostrando su fuerza con estas presiones y demuestran con ello que ya están preparados para asumir directamente el gobierno y el poder, junto con los panistas.

3. ¿Y los votos de los electores no cuentan? Sí, pero solo para confirmar o legalizar lo que los poderosos de la economía, la política y el imperio acordaron mucho tiempo atrás. Ellos son los que compran con millones de “regalos” los votos y quienes con propaganda y publicidad encaminan por quien votar y por quien no votar. Hay un pequeño sector de electores muy consciente que pelea y se defiende en varios estados, pero la gran mayoría es absolutamente manipulada por PRI, PAN y empresarios. Así que la sucesión presidencial de 2018 se ha iniciado con estas presiones donde los empresarios exigen mayor participación.

4. Los empresarios, hasta 1982, negociaron todo en silencio con el gobierno. Siempre les fue maravillosamente bien pero querían ganar mucho más. La parte más radical de ellos rabiaba contra las más de mil empresas “paraestatales” subsidiadas por el gobierno en “competencia desleal”. Sus batallas más fuertes eran contra Conasupo, Electricidad, PEMEX, medios de comunicación, además de otras cientos de empresas combatidas por el empresariado. Hoy, a casi 35 años, los empresarios dejaron de ser subordinados; no sólo quieren en el gobierno a sus representantes políticos del PRI o del PAN, sino a sus colegas empresarios.

5. ¿Recuerdan aquella gran rebelión empresarial encabezada por el presidente de los empresarios Manuel Clouthier –con el apoyo del PAN- contra el presidente López Portillo en 1982 cuando decretó la “nacionalización de la banca” acusándolos de “saqueadores de la banca”? Fue histórica porque al fin los empresarios –que ya eran poderosos económicamente para disputar el gobierno- comenzaron a hablar. A los cinco años el mismo empresario Clouthier se convirtió en el candidato presidencial del PAN y, después de reconocer al presidente Salinas en elecciones fraudulentas, en 1989 el PAN tuvo su primer gobernador.

6. Por ello pienso que esta pequeña rebelión empresarial para presionar u obligar al presidente Peña Nieto del PRI para reprimir con más violencia a los maestros de la CNTE está muy ligada a su sucesión presidencial que empieza a caminar aceleradamente. Los empresarios le exigen a Peña definirse: “O nos garantizas estabilidad, paz y buenas ganancias o nos definimos con el PAN con quien tenemos más garantías”. Por ello los panistas en ningún momento han dejado de apoyar el “respeto a la legalidad y a la paz social”. El asesino Calderón ha candidateado a su esposa –“un pan sin sal”- que sólo hace méritos para recuperar fuerzas al interior del PAN.

7. Los grandes empresarios mexicanos, acostumbrados a ganar mucho, muchísimo dinero todos los años, cuando ganan menos se sobresaltan. Ellos jamás pierden –por ello son empresarios con experiencia de años- cuando se ven amenazados en sus finanzas, prefieren retirarse de un negocio para pasarse a otro. Las únicas empresas que perdían en México han sido las públicas o de “carácter social” porque vivían de los subsidios del Estado; además tenían el interés político de conservar la planta de trabajo, aseguraban votos para el partido/gobierno y permitía la corrupción y enriquecimiento de sus altos funcionarios. (6/VIII/16)